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Olvida tu miedo a volar

Coger un avión es cada vez más habitual. Ya sea por asuntos laborales o de ocio, en ocasiones, resulta imposible optar por otro medio de transporte. De modo que si no te queda más remedio, pero aún no has logrado liberarte del pánico al avión, aquí te presentamos algunas claves para que destierres de una vez por todas tus temores. Así que ya sabes, deja de sufrir y aprende a controlar la situación.

Según revela la revista GQ, el 17% de la población padece aerofobia o miedo a volar. Entre los síntomas principales se manifiestan a menudo sudores, taquicardia, nerviosismo o angustia tan solo con efectuar la compra de los billetes o la reserva del vuelo. Sin embargo, la presión aumenta vertiginosamente en el momento de espera en la cola de embarque.

Lo primero que se debe hacer es confiar en las estadísticas. La mayoría de la gente que padece miedo a volar tiene metido en su cabeza que los accidentes aéreos son mortales. Llevan razón, pero tenemos que confiar en los bajos porcentajes de incidentes. Y es que por todos es sabido ya que resulta mucho más probable tener un percance de automóvil que de avión.

Por otro lado, también es recomendable, siempre que sea posible, viajar acompañado. El hecho de contar con alguien conocido a nuestro lado permite desatar el miedo apretando su mano cuando la tensión se apodere de nosotros. Asimismo, resulta más efectivo viajar en las primeras filas del avión, ya que es donde menos se notan las turbulencias.

La lectura o escuchar nuestra música preferida también nos puede ayudar a aislarnos o evadirnos un poco de la situación, gracias a que nos permite distraernos. Otra buena alternativa se basa en practicar la respiración abdominal en el asiento. Inspirar profundamente a través del diafragma permite llegar a una respiración regular, uniforme y sosegada, en la que la ansiedad desaparece.

Por su parte, es imprescindible concienciarse sobre que las turbulencias no van a hacer que se caiga el avión. Por lo general, cuando uno nota que el avión se mueve como una lavadora, se echa a temblar. No obstante, debemos saber que las temidas turbulencias no son peligrosas, aunque eso sí, un tanto incómodas. Aún así, los aviones están diseñados para soportar turbulencias de hasta grado 9 (las mayores registradas son las de los huracanes que se sitúan en nivel 6). Por lo que no hay que alarmarse, simplemente se trata de masas de aire en movimiento, que suben y bajan como las olas del mar.

Otra regla de oro en aviación y que puede permitir tu relax es que cualquier equipo o sistema que afecte a la seguridad del vuelo va instalado por duplicado o triplicado. Además, es posible aterrizar sin tren de aterrizaje. Si esto sucede, el avión se desliza sobre la parte inferior del fuselaje, en una pista recubierta previamente de espuma para evitar roces y chispas.

Aunque si estos consejos no te sirven, siempre puedes apuntarte a diferentes cursos y seminarios, donde los especialistas tratarán tu caso en concreto. Eso sí, no te rindas y sobre todo no te avergüences de ello, porque hasta el propio Pablo Picasso confesó: «No le tengo miedo a la muerte, sino al avión».

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