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La URV diseña un sensor que alerta del hielo acumulado en las alas de los aviones

La Universitat Rovira i Virgili (URV) diseña sensores para alertar de la acumulación de hielo en las alas de los aviones y reforzar la seguridad del transporte aéreo, informa la URV. El proyecto JEDI-ACE (Japanese-European De-Icing Aircraft Collaborative Exploration) es un programa de I+D entre Europa y Japón que estudia cómo evitar, alertar y eliminar el hielo que se acumula en algunas zonas de los aviones, sobre todo en las alas.

El grupo de Física y Cristalografía de los Materiales (FiCMA) de la URV participa liderando el desarrollo de los sensores que tienen que alertar de la generación de hielo sobre las estructuras del avión y activar sistemas de eliminación. Para desarrollar el proyecto, la URV trabaja con la colaboración del Centro de Estudios Superiores de Aviación (CESDA).

Que las alas se hielen es una de las causas de accidentalidad de los aviones, pues afecta al sostén del aparato y puede provocar, además, que otros sensores, como los encargados de medir la velocidad de la aeronave, hagan evaluaciones erróneas, tal y como ocurrió en el vuelo de Air France 447 que se precipitó al océano Atlántico cuando volaba desde Río de Janeiro a París el 2009.

Cuando los aviones atraviesan las nubes, a temperaturas de 0oC a -40oC, encuentran pequeñas gotas de agua que se adhieren a las alas. El hielo deforma el flujo del aire que pasa y, en consecuencia, disminuye la eficiencia del ala: aumenta la fricción y disminuye el sostén, lo que en casos extremos puede hacer caer el avión.

El hielo no sólo se acumula en las alas, sino también en otras zonas del aparato, como el grupo aerodinámico de cola o algunos sistemas como las antenas, los sensores de presión u otros puntos críticos para el buen funcionamiento de la aeronave. El proyecto europeo JEDI-ACE, que se empezó a ejecutar a final del 2012, pretende evitar la generación y la acumulación de hielo y aumentar la seguridad del transporte aéreo.

El trabajo tiene tres partes, en una de las cuales, que impulsa la URV, se diseñan sensores efectivos que avisen de la formación de hielo, lo detecten y alerten a tiempo de su acumulación. La investigación pasa ahora por hacer ensayos con soluciones fotónicas, ya que actualmente en los aviones hay sensores mecánicos que en determinadas circunstancias no dan respuestas correctas. Ahora, se diseñan sensores con tecnología fotónica que se distribuirán por las zonas críticas del avión.

El coordinador del proyecto en Tarragona, el doctor Francesc Díaz, considera que con los nuevos sensores «la detección y la respuesta será mucho más efectiva, porque se detectará en un estado muy inicial y no habrá tiempo para que el grueso se acumule». En estos momentos, en los laboratorios de la URV se hacen simulaciones experimentales y numéricas dirigidas por el doctor Airán Ródenas para proveerse de la información necesaria para hacer un diseño eficiente del prototipo del dispositivo.

Una vez desarrollado el sensor, se harán las pruebas en el túnel del viento para experimentar en condiciones prácticamente reales. El proyecto consta de dos partes más: en una se trabaja la posibilidad de que no se pueda formar hielo, tratando de recubrir las zonas críticas del avión con materiales que se están desarrollando, para que el hielo tenga más dificultad de adherirse.

Y la tercera parte del proyecto, que se hace en Japón, estudia cómo deshacer el hielo, mediante una manta calentadora o ventilando como respuesta a la detección previa. La URV recibirá 600.000 euros durante los tres años de duración de la investigación, que culminará en 2015.

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