CURIOSIDADES

En el accidente de San Francisco dos azafatas cayeron a la pista

Dos azafatas en la parte trasera del vuelo 214 de Asiana Airlines sobrevivieron a pesar de salir despedidas hacia la pista cuando el avión se estrelló contra una escollera y perdió la cola al aterrizar en el aeropuerto de San Francisco, dijo hoy la jefa de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte.

Deborah Hersman, presidenta de la NTSB (siglas en inglés de la Junta), también reveló que los pilotos dijeron a los investigadores que estaban confiados en que el equipo automatizado de cabina controlaría su velocidad durante la aproximación final, lo que plantea interrogantes acerca de si se cometió un error al programar el «acelerador automático» o si el equipo falló.

El avión se estrelló cuando se aproximó demasiado bajo y lento para el aterrizaje. Hersman dijo que el piloto al mando estaba a mitad de camino en su entrenamiento en el Boeing 777 y estaba aterrizando ese tipo de aeronave en el aeropuerto de San Francisco por primera vez. Y el copiloto hacía su primer viaje como instructor de vuelo.

La NTSB no ha descartado la responsabilidad de nadie en el accidente, pero los nuevos datos muestran una panorámica más completa de un equipo inexperto que no reaccionó con suficiente rapidez a las advertencias de que el avión estaba en problemas.

En el accidente del sábado murieron dos personas, pero sorprendentemente sobrevivieron 305 más, la mayoría con pocas lesiones físicas o ninguna. Aún faltan meses para emitir un dictamen final sobre la causa del percance, y Hersman advirtió que no se debe llegar a ninguna conclusión en base a la información revelada hasta ahora.

Las grabaciones de audio muestran que los pilotos trataron de corregir la velocidad del avión y la elevación sólo hasta los últimos segundos antes de golpear la escollera, un impacto desastroso que hizo que el fuselaje rebotara y se arrastrara a lo largo de la pista.

Esto es lo que se conoce: siete segundos antes del impacto, alguien en la cabina pidió más velocidad luego de que, al parecer, se dio cuenta de que el avión volaba mucho más lento que la velocidad de aterrizaje recomendada. Unos segundos más tarde, el volante comenzó a vibrar violentamente, un aviso automático que le avisa al piloto que el avión pierde altitud y está en inminente peligro de sufrir una pérdida de sustentación aerodinámica. Un segundo y medio antes del impacto se emitió una orden para abortar el aterrizaje.

La velocidad del avión se ha convertido en una interrogante clave en la investigación. Todas las aeronaves tienen velocidades de vuelo mínimas de seguridad que deben mantenerse o los pilotos se arriesgan a una pérdida de sustentación, la cual le quita a la aeronave el impulso que necesita para mantenerse en el aire. Debajo de esas velocidades, los aviones se vuelven imposibles de maniobrar y caen a tierra.

Debido a que los pilotos, y no la torre de control, son responsables de la aproximación y el aterrizaje, dijo James Hall, ex presidente de la NTSB, las comunicaciones de la cabina serán claves para averiguar lo que salió mal.

"La buena comunicación con la tripulación de vuelo así como con los auxiliares de vuelo es algo que estoy seguro que van a examinar muy de cerca con este evento", dijo hoy. "¿Quién estaba tomando las decisiones?"

Hall estaba en la junta de transporte cuando un Boeing 747 de Korean Airlines se estrelló en la isla de Guam en 1997, un accidente que los investigadores atribuyeron en parte a una cultura de cabina autoritaria que hace que los nuevos pilotos sean reacios a desafiar a los capitanes.

Desde entonces, la industria ha adoptado un enfoque más amplio sobre el entrenamiento y los requisitos para la gestión de la tripulación, y se imparte un sistema o filosofía de comunicaciones entre los pilotos de líneas aéreas para que los pilotos que no están al mando se sientan libres de expresar cualquier preocupación de seguridad o corregir cualquier comportamiento peligroso, incluso si eso significa desafiar a un piloto de mayor jerarquía o decir algo que pueda ofender.

Si alguno de los pilotos de Asiana "vio algo fuera de los parámetros para un aterrizaje seguro", estaba obligado a decirlo, dijo Cass Howell, decano asociado de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle en Daytona Beach, Florida.

"Hay decenas y decenas de accidentes que se podrían haber evitado si alguien hubiera podido hablar cuando debería haberlo hecho, pero estaban reacios a hacerlo por varias razones, incluyendo parecer estúpido u ofender al capitán", dijo Howell, ex piloto de Infantería de Marina.

No ha habido ninguna señal, ya sea por llamadas verbales o problemas mecánicos, de que los pilotos declararan una emergencia. La mayoría de las compañías aéreas exigen que los cuatro pilotos estén presentes para el aterrizaje, el momento en que es más probable que algo salga mal, dijeron pilotos experimentados.

"Si hay cuatro pilotos allí­, incluso si usted está sentado en el asiento del auxiliar de vuelo, eso es algo que se ve, la velocidad y el perfil de descenso", dijo John Cox, un ex piloto de US Airways y ex investigador de accidentes aéreos de la Asociación de Pilotos de Aerolínea.

Los investigadores quieren concretar exactamente lo que los cuatro pilotos estaban haciendo en todo momento.

"Estamos investigando lo que estaban haciendo, y queremos entender por qué lo hacían", dijo Hersman el lunes. "Queremos entender lo que sabían y lo que ellos entendían".

Choi Jeong-ho, un alto funcionario del Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte surcoreano, dijo a periodistas en una sesión informativa el martes en Corea del Sur que los investigadores de ambos países interrogaron el lunes a dos de los cuatro pilotos de Asiana, Li Gang-guk y Li Jeong-min, y que planeaban interrogar a los otros dos pilotos y controladores aéreos el martes.

Choi dijo que también revisarían la conversación grabada entre los pilotos y los controladores aéreos en el aeropuerto de San Francisco.

Además, las autoridades revisan las primeras operaciones de rescate después de que los bomberos reconocieron que uno de sus camiones podría haber atropellado a una de las dos adolescentes chinas que murieron en el accidente. Las estudiantes Wang Linjia y Ye Mengyuan formaban parte de un grupo más numeroso que se dirigía a un campamento de verano cristiano con decenas de sus compañeros de clase.

El presidente de Asiana, Yoon Young-doo, llegó hoy a San Francisco, procedente de Corea del Sur, abriéndose paso a través de un grupo de periodistas afuera del control de aduanas.

Dijo que estará pendiente de los esfuerzos de los empleados de la aerolínea para ayudar a los pasajeros heridos y a sus familiares, que hará visitas con la NTSB y otras organizaciones para pedir disculpas por el choque e intentará encontrarse con los pasajeros lesionados.

Entre los pasajeros había 141 chinos, 77 surcoreanos, 64 estadounidenses, tres canadienses, tres indios, un japonés, un vietnamita y un francés.

El vuelo partió de Shanghai, China, e hizo escala en Seúl, Corea del Sur, antes de hacer el viaje de casi 11 horas a San Francisco.

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