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La incomodidad del avión ya es la principal queja de los pasajeros

El viajar es un placer/ que nos suele suceder. ¿Estamos seguros de eso? ¿Es el viaje la parte que más disfrutamos? ¿O más bien se trata de una tortura ineludible, a la que accedemos porque no queda otra alternativa? Entre los asientos de avión cada vez más chicos, el espacio para las piernas cada vez más escaso, las viandas de comida de dudosa calidad y los controles cada vez más estrictos en los aeropuertos, la estrofa que Pipo Pescador pensó para viajar en "el auto de Papá" resulta imposible de trasladar a los aviones. Viajar es una pesadilla a la cual nos tenemos que resignar: con un placebo tecnológico, es cierto (pantallas por asiento, con pelí­culas y juegos más sofisticados), pero cada vez más incómodos.

Según la encuesta 2013 del portal de viajes y turismo Tripadvisor, en el puesto número uno de reclamos de los pasajeros de avión figura el rubro "Asientos incómodos/poco espacio para las pierna". El relevamiento, hecho en base a la opinión de pasajeros de todo el mundo, muestra que el 38% sostuvo que "dar más espacio para la comodidad de las piernas es la prioridad número uno que las compañías deberían mejorar ".

¿Qué faltaría para que los vuelos vuelvan a ser un sinónimo de confort, como en los años 70 y 80, cuando las butacas de los asientos de la clase turista tenían casi el tamaño que tienen los de primera clase hoy?

Según un estudio que se publicó en los Estados Unidos, a los asientos de los aviones les faltan unos 12,5 centímetros de ancho. Esto es porque para fabricar las butacas que hoy se usan en los Boeing y en los Airbus (que son los aviones más usados por la mayoría de las compañías), se tomó en cuenta la medida de la cintura (una media de 35 centímetros en hombres y 36 en las mujeres) de un estudio ergonométrico de 1962.

Pero además, el problema no sólo está dado porque los cuerpos han cambiado en más de 50 años, sino por el modo en que fue hecho el estudio, porque la parte más ancha del cuerpo humano son los hombros. Para viajar confortablemente, los asientos deberían tener unos 12,5 centímetros más, de acuerdo a los promedios antropométricos de un adulto estadounidense.

Un piloto, no sin cierta nostalgia, explicó a Clarín que esta es una tendencia mundial, relacionada con la reducción de costos. "No hay vuelta atrás, ya no habrá butacas como había en los vuelos de Aerolíneas de hace cuarenta año".

La comida es otro deuda pendiente. "El servicio de catering es cada vez más austero. Antes había menú más elaborado y te daban cubiertos de metal. Ahora algunas aerolíneas te hacen pagar extras por el alcohol, o lo dan gratis pero no lo ofrecen demasiado", dice Franco Rinaldi, periodista especializado en aviación. "También bajaron la calidad de los producto", dice Rinaldi.

Además del ancho de las butacas, en los últimos años la distancia entre filas disminuyó unos cinco centímetros (de 82,5 a 77,5; se mide desde un mismo punto, de una butaca a otra). Y también disminuyó una pulgada el ángulo de reclinación (2,5 centímetros).

Otra estrategia para reducir costos son las butacas más finas, elaboradas con materiales más livianos. Delta, por ejemplo, consiguió aumentar de 150 a 160 pasajeros en el Boeing 737-800 gracias a esto. También American Airlines anunció recientemente que sumará asientos a dos de sus modelos de avión más populares, el Boeing 737 y el MD-80. Y en esos casos, más pasajeros no siempre implican más tripulación para atenderlos Para las aerolíneas, tener mayor cantidad de asientos supone un beneficio económico doble: más pasajes para vender y asientos más livianos, algo que puede representar un costo de hasta 10 millones de dólares anuales. Incluso hay aerolíneas que han llegado a tener en cuenta el peso de las azafatas.

Sobre la encuesta de Tripadvisor, el 81% admitió que pagaría hasta 50 dólares más para conseguir un mejor pasaje. Y el 41% señaló que el espacio extra para los pies, como costo optativo, sería la mejor implementación que podrían tener las aerolíneas.

El ránking de quejas se completa con el precio de los pasajes, las demoras en los vuelos, las largas filas de seguridad y la conducta de otros pasajeros.

Por ejemplo, la cláusula que establece que hay que estar con determinada anterioridad en el aeropuerto es, en algunos casos, abusiva, y sólo responde a la reducción de personal que intentan establecer las compañías (ver "Demoras…"). La nueva era de las aerolíneas no deja mucha opción. Viajar doce horas como sardina, o subirse a un transatlántico.

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