CURIOSIDADES

Consejos para viajar con los ‘peques’… sin estrés

Una de las cosas que primero planificamos cuando decidimos irnos de viaje con los ‘peques’ en vacaciones es el medio de transporte que vamos a utilizar. Esto determinará las horas que pasaremos viajando, y por tanto, lo largo o corto (ya se sabe que el tiempo es relativo, especialmente para los niños), que se nos hará a todos el viaje. El primer paso para un buen comienzo de vacaciones es planificar bien el viaje, es decir, salir con suficiente tiempo de antelación casa, tanto si vamos a viajar en coche como si tenemos que estar a tiempo en el mostrador de facturación. ¿Quieres algunos tips ‘pro’ para unas vaciones libres de estrés de principio a fin?

EN EL COCHE

Las carreteras se llenan de coches los meses que van de junio a septiembre, que son precisamente los que coinciden con las vacaciones escolares: de ahí que, antes que nada, la seguridad vaya siempre por delante. A la hora de viajar con bebés, por ejemplo, es fundamental disponer de una silla de viaje homologada, que se adapte al peso y estatura de los niños, y que debe ir colocada siempre en el asiento trasero, evitando a toda costa el viajar con ellos en el asiento del copiloto o llevarles en brazos; para los niños más mayores, las tronas también son adaptables a diferentes edades, antes de dar el salto al cinturón de seguridad convencional, evitando además que tengan que compartir espacio con otros objetos o parte del equipaje, como maletas grandes. Todas las maletas, al maletero, aunque tengamos que hacer un ‘Tetris’ con ellas.

Una vez solventada la seguridad, tenemos que plantearnos cómo entretener a los niños para que esas horas en el coche no se les hagan larguísimas. Los juegos de viaje convencionales son un buen punto de partida, aunque es posible que, pasado un rato, los niños nos pidan el teléfono móvil para matar el tiempo con apps y juegos: intenta descargar con antelación algunas aplicaciones divertidas con las que mantenerlos ocupados. Los libros y los reproductores portátiles son otro arma eficaz, aunque de doble filo: para algunos niños (y también mayores), mantener la vista fija mientras el coche está en marcha puede provocar mareos e incluso náuseas y vómitos. Por ese mismo motivo, las comidas deben ser ligeras, sin olvidarnos de beber agua de manera regular, haciendo paradas frecuentes tanto para estirar las piernas como para ir al baño y romper la rutina del viaje.

EN AVIÓN

El nivel de dificultad se multiplica cuando viajamos en avión, y más aún ‘cuando el viaje es al extranjero’, explican desde Flighright, una empresa que se encarga de gestionar los derechos de los pasajeros que han sufrido percances (por no llamarlo ‘pesadillas’, si viajamos con niños) como, por ejemplo, el overbooking o un vuelo cancelado. Un ejemplo para intentar hacer más fácil este trago: «una manera de empezar las vacaciones con buen pie, explican, es salir de casa con tiempo suficiente y así llegar al aeropuerto libres de estrés, y que podamos facturar con calma, pasar el control de seguridad y llegar a la puerta de embarque correcta sin tener que atravesar corriendo el aeropuerto». Llevar un pequeño planning de tiempos tampoco está de más en estos casos: organizar dónde tenemos que estar y a qué hora es importante, ya que permite a los niños tomarse un descanso entre trámite y trámite.

Cuando viajamos en avión con ‘peques’ es importante saber que podemos hacer uso de los servicios de atención para familias del que disponen en algunos aeropuertos (esos sí, tienen prioridad los papás y mamás que viajen sin acompañante y con más de un niño), y por el cual un empleado del aeropuerto se reúne con las familias en el punto de facturación, para ofrecer ayuda hasta el momento del despegue del avión. Los aeropuertos también suelen disponer de áreas de recreo y guarderías…

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