TURISMO

Uruguay: operadores esperan un marcado aumento de sus ingresos

La Presidencia de la República de Uruguay, a solicitud de la Cámara Uruguaya de Turismo (Camtur) dispuso que a partir de este año se derogue el cambio de horario de verano vigente desde 2007.

Para conocer la posición de la Cámara de Turismo sobre la obtención del mencionado logro, LA REPÚBLICA entrevistó a su presidente, Juan Martínez Escrich.

¿Por qué se les negaba la solicitud del cambio de horario?

Cuando por primera vez hicimos este planteo al gobierno, UTE nos dijo que con ese cambio se ahorraban US$ 8 millones, entonces tuvimos que morder; se justificaba.

Después, año tras año cuando reclamábamos en los ministerios de Industrias, de Turismo y de Economía, se nos planteaba que la situación era que el ahorro que tenía UTE era por la no utilización de petróleo para la puesta en marcha de la Central Batlle.

A lo largo de estos años, cada vez que reclamábamos por el cambio de horario, se nos respondía que estaban transformando la matriz energética del país para no depender más del petróleo y pasar a consumir energías renovables.

Finalmente, cuando el año pasado el cambio de horario solo implicó un ahorro de US$ 915 mil para UTE, fuimos con argumentos más que sólidos a replantear el tema ya que a partir de ese momento, se daban dos situaciones distintas: el ahorro era menor a la pérdida que estábamos teniendo por el cambio de hora, y por otro lado, la matriz energética se había reconvertido porque ahora el 93% es renovable y no depende del petróleo.

¿Qué perjuicios acarreó para su sector el cambio de hora desde 2007?

Durante la temporada veraniega de 2007 se produjo una baja en ventas que motivó que la Corporación Gastronómica de Punta del Este realizara un estudio para conocer cuál había sido el impacto a nivel de la gastronomía local. Por supuesto que el impacto no solo fue en la gastronomía. Al cambiar la hora bajaron las ventas en shoppings, entradas de espectáculos, locales comerciales, etc.

En esos años, la gente que veraneaba salía a caminar a partir de las 22.00 horas porque regresaba tarde de la playa. Eso generó un cambio en las horas de consumo de bienes, servicios, entretenimiento, gastronomía, entre otros.

Por ejemplo, el primer turno de gastronomía en lugar de comenzar 20.30 o 21.00 horas, comenzaba a las 23.00 horas y lo mismo pasó con los espectáculos.

Entre los resultados obtenidos del estudio, se constató que la utilidad (no las ventas), que perdían los negocios gastronómicos por ese turno que se suprimió, superó el US$ 1:200 mil por temporada…

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