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El plan de 10 puntos de Aerolíneas Argentinas para llegar a déficit cero en 2019

El aumento del precio del petróleo (que pasó de un promedio de USD 43 el año pasado a USD 52 en 2017) y de los costos en dólares por un tipo de cambio planchado le jugaron una mala pasada a Aerolíneas Argentinas. Entre ambos conceptos, la compañía deberá afrontar costos adicionales por USD 200 millones. Sin embargo, los subsidios que recibirá este año están en el nivel más bajo desde su reestatización en 2008: serán USD 170 millones, contra 300 millones en el primer año de gestión de la nueva administración. Representa una reducción de 50% de los subsidios en relación al año pasado.

La diferencia es sustancial en relación a lo que Aerolíneas le costó al Estado durante la gestión del kirchnerismo, que arrancó en 2008, cuando volvió a manos estatales luego de la desastrosa gestión del grupo español Marsans. En el promedio de los siete años desde el 2009 al 2015 le costó al Estado nada menos que USD 678 millones por año, es decir casi 2 millones de dólares por día.

El presidente Mauricio Macri había nombrado a Isela Costantini con el mandato de bajar drásticamente la ayuda del Estado en la empresa y los pasos se van cumpliendo. Bastante mejor incluso que el objetivo de reducir el déficit fiscal a nivel nacional. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, incluso optó por ir a un sistema más gradualista para llegar al equilibrio fiscal en 2021 en vez de conseguirlo en el 2019 ante las dificultades para tomar medidas de ajuste.

La posta en Aerolíneas la tomó Mario Dell’Acqua, un ingeniero que venía de 38 años de experiencia en el Grupo Techint y que el año pasado había estado al frente de Intercargo. Tiene una relación estrecha y de gran afinidad con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

Con un estilo algo áspero en relación a su antecesora, está dispuesto a llevar adelante su plan que consiste en dos pilares virtuosos: disminuir el déficit de la compañía a cero hacia el final del mandato de Macri y conseguirlo a base del crecimiento de la empresa en vez de apelar al ajuste. «La decisión estratégica es no echar gente, aún cuando la compañía tiene más empleados que el promedio de las otras aerolíneas. Pero si seguimos creciendo este factor irá teniendo menos incidencia. No podría dormir si dejamos gente en la calle», explicó el nuevo presidente de la empresa en una reunión con sus principales ejecutivos…

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