CURIOSIDADES

La batalla por usar los apoyabrazos en los aviones cuando te toca el asiento del medio

Un hombre vestido con traje de ejecutivo camina hacia la parte trasera de la cabina de un avión, durante el proceso de abordaje.

Con tono entusiasta se acerca a un joven sentado en un puesto en la fila de pasillo y le dice: «¿Cambiarías de asiento conmigo? Me tocó un puesto en el medio de la fila allá adelante, y necesito sacar mi computadora para trabajar. No tengo espacio. Te doy US$100 si aceptas».

Sin pensarlo el joven toma el dinero.

Para nadie es un secreto que, en una fila de tres asientos, a la persona que queda en el medio le toca lo peor de los dos mundos: no tiene ventana, no tiene acceso fácil al pasillo, y tiene dos apoyabrazos por lo que terminará peleando durante todo el vuelo con sus compañeros de viaje.

¿Cuáles son las reglas de «etiqueta» cuando quedas atrapado en esa incómoda situación? ¿Qué hacer para minimizar su impacto?

Cuestión de etiqueta
Para el ejecutivo que pagó por el puesto de pasillo, la billetera es el recurso del que echa mano con frecuencia.

Su trabajo como vendedor lo obliga a tomar vuelos de última hora y a anotarse frecuentemente en listas de espera, que por lo general lo dejan sin otra opción que esos asientos de encierro.

«Pagarle a otro pasajero por su asiento puede ser más barato que pedirle a la aerolínea que me pase a una clase superior en el vuelo», explica…

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