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100 años de seguridad, desarrollo y progreso

La aeronáutica nacional, desde sus orígenes, ha evolucionado constantemente para mantener el ritmo del acelerado desarrollo tecnológico que la caracteriza, y al mismo tiempo adecuarse a las disponibilidades del país, en concordancia con los siempre crecientes requerimientos de su progreso como nación.

La Fuerza Aérea de Chile, que fuera fundada al calor de los vuelos de integración del territorio nacional, se convirtió en la heredera natural de los conceptos que los inspiraron y de la tradición que le fue legada para ser su continuadora. Al respecto, una primera reflexión nos dice que para comprender cabalmente el esfuerzo que ha realizado la Fuerza Aérea, es necesario tener en cuenta la contribución hecha para la integración y la conectividad del territorio y su aporte a la seguridad nacional.

En el área de Defensa, la Fuerza Aérea constituye la expresión del Poder Aéreo de Chile, como aporte estratégico fundamental para la misión que la Constitución y las leyes le asignan a las Fuerzas Armadas. Sus características de empleo la hacen un potente, flexible y oportuno componente del esfuerzo conjunto de la Defensa para cualquier situación que afecte la seguridad nacional.

En tiempos de paz, representa un medio de inigualables cualidades para extender la presencia efectiva del Estado en cualquier escenario nacional que requiera del apoyo para su desarrollo e integración, o en situaciones de emergencia como las catástrofes naturales. El espacio, como extensión natural del ámbito de acción de la Fuerza Aérea, se constituye en el medio desde el cual un sinnúmero de aplicaciones contribuye a la seguridad y desarrollo de Chile. El satélite Fasat Charlie, a pesar de ser un bien de la Defensa, es un ejemplo de apertura de las puertas del espacio y constituye un poderoso instrumento para enriquecer el conocimiento de nuestro territorio en beneficio del desarrollo de la nación.

La seguridad es un bien y una responsabilidad del Estado. Un sistema aeronáutico que opera en forma ordenada, eficaz y segura el espacio aéreo nacional, a través de un efectivo sistema de control del espacio aéreo, gestión de aerovías, ayuda a la navegación, sensores, comunicaciones, aeródromos y sistemas de rescate, junto a un sistema de certificaciones y fiscalización eficaz, permitió a nuestro país constituirse en el primero de la región en ser catalogado como "Categoría 1" por la FAA (Administración de Aviación Federal, de EE.UU.), y ratificado por la Organización de Aviación Civil Internacional OACI en sus auditorías de seguridad operacional. Tal clasificación, que facilita la ejecución de nuestros vuelos internacionales, es un factor de prestigio que potencia el desarrollo de Chile, cooperando al incremento constante del tráfico aéreo y del movimiento de lo más preciado de un país: las personas.

En el espacio aéreo de aproximadamente 32 millones de km² que OACI asigna al control de Chile, se controlan aproximadamente 500 mil vuelos al año, transportando anualmente más de 15 millones de pasajeros y sobre 300 mil toneladas de carga. Las estimaciones para el presente año apuntan a que la industria aérea que opera en el país transportará cerca de 17 millones de pasajeros, lo que equivale a un viaje por habitante, y corresponde al estándar de un país desarrollado, que se traduce en una actividad económica responsable de un significativo porcentaje del PIB a nivel nacional.

La gestión y la preservación del escenario descrito requiere de la interacción permanente de los diversos estamentos del Estado, los que sumados a las entidades privadas relacionadas con la prestación de servicios a pasajeros en determinados terminales, permiten que funcione el sistema aeroespacial nacional, a través del cual el país ha dado respuesta a su particular escenario geográfico y a sus necesidades, desarrollando capacidades y buscando la mayor eficacia y eficiencia posibles, en un sistema mixto civil y militar. Lo anterior implica el uso compartido de aeródromos, sistemas de radares, telecomunicaciones y de ayudas a la navegación, de meteorología y otros, permitiendo una sinergia de las capacidades, permitiendo un eficiente uso de la infraestructura disponible y cumpliendo así con su importante rol en la articulación del sistema aeronáutico nacional.

Todo este sistema, tripulado por personal civil y militar de alta competencia y reconocimiento nacional e internacional, nos permite asimilar con rapidez y eficiencia los cambios y actualizaciones tecnológicas en permanente evolución.

La actividad aeroespacial es vital para el progreso del país; el futuro y la proyección de esta es un tema que nos debe preocupar a todos. No debe haber dudas en invertir en el sistema aeronáutico. Hacerlo es generar desarrollo, prosperidad, progreso, mayor y mejor seguridad y conectividad para el país generando una mejor calidad de vida para Chile y todos los chilenos.

Jorge Rojas Ávila
General del Aire
Comandante en Jefe de la FACh

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