AEROLÍNEAS

Chile: “Si el aeropuerto de Santiago se construye como está proyectado, vamos a tener problemas en el futuro”, Peter Cerdá

Valora el diálogo que se está dando con el gobierno y la agenda de trabajo que se está desarrollando, por ejemplo con la baja en las tasas de embarque.

En abril del año pasado el presidente de IATA se reunió con Sebastián Piñera para expresar sus preocupaciones sobre la industria aérea y ofrecer un plan de trabajo. Fruto de esas conversaciones, el martes pasado el vicepresidente regional para las Américas de IATA, Peter Cerdá, vino a Chile y entregó a la ministra de Transportes un estudio para mejorar el sector. La agenda de temas que tienen bajo su radar incluye la expansión del Aeropuerto de Santiago, las altas tasas de embarque que ya se están bajando- y la rigidez en las regulaciones que han trabado el desarrollo del sector. En un contexto donde para los próximos 20 años se duplicará el número de pasajeros, ven que el diseño de la ampliación del aeropuerto no se hace cargo de una serie de nuevas necesidades que ven indispensables para una óptima operación de los servicios al pasajero.

– El último año hubo una rebaja de tasas de embarque, ¿eso fue parte de la discusión de la primera reunión con Piñera?

– Eso hablamos y fuimos trabajando con autoridades. La bajada fue un mensaje positivo del gobierno que ve al transporte aéreo como una vía para estimular más recursos para el país. El gobierno tiene una responsabilidad con sus ciudadanos y solo pedimos que no usen a la industria como una vaca lechera, sino que seamos socios estratégicos para impulsar la economía, como sucede en España, Panamá o Hong Kong.

– ¿Les pareció bien la profundidad de la rebaja y que sea gradual?

– Nos parece bien, sobretodo con la rapidez que se tomaron acciones. La reunión fue en abril y a los pocos meses el gobierno tomó una iniciativa. Vemos, tanto en aerolíneas locales como internacionales, un incremento en sus itinerarios.

– ¿Hay otro costo que tengan en la mira?

– Bueno, siempre vemos los costos estructurales. El aeropuerto es caro en Santiago en comparación con la región. Ahí también tenemos un diálogo abierto, sabemos que hay que tener paciencia porque llevan sólo un año en el gobierno, pero tenemos que ser rápidos. En la construcción del Aeropuerto de Santiago hay mucho avance, por lo que si se hacen cambios, es imperativo que sea ahora. Son varias partes las que requieren modificaciones para asegurarnos que sea un espacio que brinde el servicio que el viajero espera. Si lo hacemos el 2020 será tarde. Nuestros técnicos se están reuniendo con las autoridades y espero que tomen nuestras recomendaciones.

– ¿Si se acogen, eso significaría retrasar la entrega del aeropuerto?

– No necesariamente, pero en el caso de pasar, es preferible una demora en la inauguración si el resultado es un mejor servicio. Un año o dos, aunque parezca mucho tiempo, traerá mayores beneficios.

¿Qué les ha dicho el gobierno?

Vemos que está alineado con la visión de la relevancia que tiene el transporte aéreo, pero es el momento oportuno para analizar cuál será el rol en el desarrollo económico-social del país.

¿Qué temas nuevos les han propuesto al gobierno?

Lo primero fue infraestructura, plantear cuál será el producto final con los niveles de servicios. Las líneas aéreas tenemos compromisos por cumplir y esperamos que el gobierno haga su parte. Hay que proyectarse a 30 años. En dos décadas veremos el doble de pasajeros, eso será más menos en 2037. Y en otros 20 años más del doble, por eso hay que asegurarse que ese aeropuerto, así como los regionales, puedan acompañar el crecimiento. Para llegar a esto se necesitan políticas visionarias.

¿Qué es lo que se necesita reformar al aeropuerto?

Uno de los temas es la conectividad de equipaje, de una terminal a otro. Si un viajero viene al terminal doméstico y luego sale por el internacional, no hay una zona de drop-off donde la maleta se llevaría automáticamente. El pasajero tendrá que recoger su maleta y llevarla. Así es como se desarrolló el proyecto, por eso hay que tener flexibilidad, porque la necesidades cambian. Cuando se hizo el plan maestro, no participamos y pesaron razones de costos. En el fondo, los sistemas de equipaje de los terminales están separados y debiera implementarse un camino especial.

¿Qué otro tema han planteado?

Otro, que sí se ha modificado, es respecto de la cantidad de mostradores para hacer check-in. Estaba contemplada una cierta cantidad, pero creemos que se tiene que disminuir, porque hoy no toda la gente va a hacer check-in. Esto se está trabajando con equipos de autoservicio, logrando que sea un aeropuerto moderno.

Con los cambios que están proponiendo, ¿Chile podría tener un aeropuerto global, al estilo de lo que ocurre en Panamá?

Santiago era el ejemplo regional hace 15 o 20 años, pero en algún momento se atascó. Ahora hay que desatascar, asegurarnos de que tengamos un terminal que sea bueno para los próximos 20 años. La industria está cambiando radicalmente. Por eso no queremos un hall con inmensas líneas de mostradores, sino que menos mostradores, pero más zonas donde el pasajero deja su maleta y se va, con un control migratorio más ágil.

¿Han hecho propuestas para mejorar de la conectividad del aeropuerto con la ciudad?

Tenemos que empezar a hacer cambios para que el pasajero que está en el centro de Santiago cuente con un acceso rápido al aeropuerto y que una vez ahí puede dejar su equipaje, pasar de forma expedita por los procesos de seguridad y migratorios, y estar en la sala de embarque, tomándose un café o comprando algo en la duty free, para luego embarcarse y salir.

¿Cuán lejos de eso está el aeropuerto de Santiago?

Llevo viniendo a Santiago hace 20 años y me acuerdo cómo antes uno se tardaba dos horas en llegar al aeropuerto, pero ahora hay una buena carretera, accesos. Este gobierno tiene la visión de utilizar el transporte público para agilizar y mejorar el acceso. Estratégicamente, el aeropuerto de Santiago está bien posicionado, porque permite crecer. Pero también tenemos que ver el crecimiento de los terminales secundarios del país, porque la clase media está incrementando y quieren viajar, además está el turismo, donde no solo queremos que las personas vengan a Santiago, sino que conozcan otras partes. Eso requiere crecimiento.

Ustedes tienen una visión más positiva de cómo está abordando estos temas el gobierno, ¿es así?

Veníamos de una situación de unos cuantos años que habían sido muy difíciles, donde se estaba desarrollando el plan maestro del Aeropuerto de Santiago y no estábamos participando, además nos habían subido los costos, se estaban imponiendo nuevas regulaciones, etc., pero eso ha ido cambiando. Vemos que hay mucho que hacer, pero vamos por buen camino. Con este gobierno, que lleva un año, ha habido un dialogo muy abierto, estamos trabajando en distintas iniciativas. En el caso del Aeropuerto de Santiago hay que hacer cambios, porque si se construye con lo que está proyectado, vamos a tener problemas en el futuro. En la parte aeroportuaria, tenemos que hacer modificaciones a lo que es el proyecto actual si queremos garantizar que cuando se inaugure, cumpla con las expectativas. En estos momentos, tenemos nuestras preocupaciones serias. El momento es hacerlo ahora. Tenemos una ventana muy pequeña y se nos está cerrando, porque la construcción sigue y una vez que se terminen será muy difícil modificar.

Irrupción de las low cost

¿Qué está pasando a nivel del mercado aéreo en la región, cómo están influyendo la firma de nuevas alianzas y la masificación de las low cost?

Si vemos América Latina, la clase media se está incrementando y eso es importante porque más personas viajan en un contexto donde los costos lo permiten. Antes mucha gente viajaba en bus, porque era lo más barato. Hoy, los precios son prácticamente los mismos e, incluso, en algunos casos son más baratos. Además, un viaje que en bus puede tomar 18 o 19 horas, en avión se reduce a no más de cuatro.

¿Entonces, cómo cuál es el efecto de esas aerolíneas?

En Chile, por ejemplo, para ir al norte o al sur, se tenía que pasar por Santiago, pero ahora hay servicios que otorgan más conectividad. Cuantas más líneas aéreas existan, más competitivos serán los precios. La entrada de las low cost da más oportunidades para distintos viajeros, porque incluso compañías como Latam y otras, están ofreciendo distintos tipos de tarifas. Estamos dejando al consumidor elegir.

¿Cómo se da esta evolución con la discusión que hay en la región en torno a los Joint Business Agreement (JBA)?

La industria constantemente se tiene que reinventar. Antiguamente las empresas eran de los gobiernos, después pasaron a ser privadas y hoy la mayoría de las grandes están en bolsa. Ha sido un desarrollo total. Además, hay varios tipos de alianzas, donde los JBA son una evolución porque está cambiando el mercado. El pasajero, el cliente, lo está buscando, quiere distintas opciones para viajar…

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