INDUSTRIA AERONÁUTICA

Saga de avión desaparecido no garantiza cambios

La desaparición del Vuelo 370 de Malaysia Airlines ha expuesto las enormes lagunas en la forma en que operan las aerolíneas de todo el mundo y sus reguladores. Pero algunos expertos advierten que esto no parece ser uno de esos momentos decisivos que llevan a cambios fundamentales.

Por razones económicas y tecnológicas, y debido a temas relacionados con la soberanía nacional, no se espera que cambie la forma en que se revisan los pasaportes, que se rastrean las aeronaves y se coordinan las labores de búsqueda.

En una época de constante conectividad, resulta casi inconcebible que un avión de 63,7 metros se pierda durante más de una semana o que se desconozca qué sucedió en el aparato cerca del momento en que desapareció.

La realidad es que grandes regiones del planeta no están cubiertas por ningún radar. Sobre los océanos, los pilotos llenan esas brechas al comunicarse por radio con los controladores de tráfico aéreo en intervalos de rutina para actualizar su ubicación. Y si bien los aviones graban las conversaciones en la cabina de mando, al igual que la velocidad, altura, cantidad de combustible y posición de alerones, esa información no se comparte con nadie en tierra. Los investigadores de accidentes sólo tienen acceso a la información a partir de las grabadoras encontradas entre los restos de la aeronave.

Varios expertos han dicho que es momento de actualizar las capacidades de rastreo y usar enlaces satelitales para conocer información en tiempo real sobre las operaciones de las aeronaves y conversaciones con la cabina.

Sin embargo, transmitir información vía satélite de los 80.000 vuelos que se realizan diariamente en todo el mundo no es económico.

Las aerolíneas generaron en promedio 4,13 dólares en ganancias por pasajero el año pasado y 2,05 dólares en 2012, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el grupo del sector. Cualquier costo adicional reduciría esas ganancias. Algunos expertos indican que los aviones no se estrellan lo suficiente "”y mucho desaparecen"” como para justificar el gasto.

También está la pregunta de quién recibiría y controlaría esa información. Existe la preocupación de que una aerolínea, fabricante de aviones o gobierno preocupado sobre su reputación pudiera alterar la información.

«Uno no puede suponer que no habría fuertes intereses económicos para manipular la información», dijo James E. Hall, ex presidente de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos.

La desaparición del Boeing 777 con 239 personas también puso al descubierto otra falla: no se verifica que los pasaportes de los pasajeros estén entre los 40 millones de…

Compartir noticia:
ANUNCIOS
SÍGUENOS
Biblioteca Virtual