Tan sólo unos meses después de haber logrado su gran hazaña, la que los convirtió en los pioneros de la aviación a nivel mundial, los hermanos Orville y Wilbur Wright no descansaron en sus proyectos y ambiciones.
Y es que para estos norteamericanos fabricantes de aviones -y también de bicicletas- el mundo no estaba del todo conquistado luego del primer vuelo. El trabajo y las incursiones debían continuar, y con ello vendrían nuevos desafíos.
El escenario escogido para la nueva proeza sería el campo Huffman Prairie, a las afueras de la localidad de Dayton, en Ohio, Estados Unidos. El 20 de septiembre de 1904 había llegado, y, quizás, la impaciencia y el entusiasmo de los espectadores no era difícil de percibir.
El Flyer II estaba listo para elevarse sobre tierra y mostrar sus capacidades. Sobre el ala inferior permanecía un piloto, y a la derecha de éste se situaba el motor.
Fue en aquel momento, una vez dada la orden, que la nave de los hermanos Wright se alzó y recorrió un kilómetro de distancia en forma de U. Orville y Wilbur ya se imponían y volvían a hacer historia con el primer vuelo circular.
