TENDENCIAS

El Aeropuerto como Plataforma Logística

El concepto de logística

Por ser la logística un área del conocimiento relativamente joven y multidisciplinaria, aún subsiste cierta diversidad en los criterios que se utilizan para determinar su objeto de estudio y establecer una definición conceptual. De entre las definiciones que actualmente se utilizan, una de las más aceptadas en el medio académico fue elaborada por el Council of Logistics Management (Ballou; 1992).

Logística es el proceso de planear, implementar y controlar, de manera eficiente y económica, el flujo y almacenamiento de materias primas, bienes intermedios, bienes finales y la información relacionada, desde el punto de origen hasta el punto de consumo, con el propósito de adecuarlo a los requerimientos de los clientes .

Conviene enfatizar que la logística se utiliza fundamentalmente para mejorar la eficiencia de todos los procesos relacionados con los flujos físicos, informáticos, e incluso financieros (Antún; 1995), que se efectúan dentro de las fases de aprovisionamiento, producción y distribución de las empresas. La intención subyacente al uso de estrategias y técnicas logísticas es la de ganar competitividad en mercados que están cada vez más abiertos a la competencia, saturados y de lento crecimiento.

La logística surge ante la generalización y relativo agotamiento de las estrategias tradicionales de competitividad, que se concentran en dos grandes áreas de acción: la mejora de las tecnologías de producción, buscando aumentar la productividad y abatir los costos, y la mejora de las habilidades en mercadotecnia, cuyo objetivo consiste en identificar, conservar y desarrollar mercados.

Una de las características esenciales de la logística es su enfoque integrador en el análisis del funcionamiento e interrelación de los componentes relacionados con los flujos materiales, de información y financieros en la organización. Esta visión global del sistema de abasto – producción "“ comercialización ha fomentado a su vez la integración de los servicios de transporte en varios aspectos, destacando en particular las llamadas integración intermodal e integración logística del transporte.

La integración y coordinación intermodal (entre modos) del transporte se ha desarrollado notablemente desde mediados del siglo veinte, basándose en tecnologías novedosas principalmente asociadas al uso de contenedores estandarizados como elemento unificador, en tecnologías de comunicación y transferencia de información y en técnicas de gestión del transporte con una visión sistémica más general y unificadora. La expansión espacial de las actividades económicas ha rebasado las fronteras geográficas tradicionales, requiriendo que el transporte coordine su operación a través de los diversos medios físicos y diversas modalidades de organización.

La integración logística del transporte

La integración logística del transporte es un proceso que tiene por objeto lograr que estos servicios (transporte) se conviertan en un componente fundamental del sistema logístico que regula el flujo de materiales e información intrínseco a la producción y comercialización de bienes y servicios.

El "transporte" es un sistema formado por diversos componentes físicos y no físicos y en el que se llevan a cabo procesos de planeación, organización, dirección y control. La integración logística del transporte implica, por lo tanto, diversos procesos de modificación y adaptación de los componentes y procesos intrínsecos al sistema. Es decir, no sólo se modifican las técnicas operativas, sino también los componentes tecnológicos.

Desde la perspectiva comercial, la integración logística del transporte obliga a las empresas prestadoras de los servicios de transporte a desarrollar mayores habilidades para ofrecer servicios más sofisticados y diversas tareas adicionales que son requeridos por la organización logística de sus clientes.

Las nuevas formas de organización de la movilidad de mercancías exigen del transportista muchos cambios, desde técnicos y tecnológicos, hasta administrativos. La compensación que se obtiene como resultado de los mayores esfuerzos e inversiones necesarios para adaptar los servicios de transporte a los cada vez más exigentes requisitos logísticos, es la permanencia en los mercados y, sobre todo, el aseguramiento de la fidelidad de los clientes, puesto que las relaciones comerciales, por su naturaleza integradora, suelen evolucionar hacia esquemas de asociación estratégica.

El transporte aéreo y la logística

De manera natural, los modos más relacionados con el transporte de carga, particularmente en el ámbito internacional, han sido los más sensibles al desarrollo del intermodalismo y la integración logística. Por ello, el transporte aéreo, por décadas esencialmente dedicado al transporte de pasajeros, ha sido uno de los modos más rezagados en el proceso mundial de integración del transporte a las redes logísticas (Bowersox, 1996); sin embargo, esta situación muestra signos de estar cambiando.

El transporte aéreo guarda una función propia claramente definida dentro del sistema de transporte, muchos de sus atributos de servicio no son compartidos por ningún otro modo de transporte y, por esa razón, goza de cierta exclusividad en el transporte de algunos productos que se constituyen en sus nichos naturales de mercado. El reconocimiento de esos atributos de servicio propios hace que la incursión y presencia del transporte aéreo en los movimientos de carga, especialmente los internacionales, sea cada vez más notable; las estadísticas del movimiento de carga y la proliferación de infraestructura y tecnología especializada en el manejo de mercancías, así como de empresas dedicadas en exclusividad al segmento de carga, son prueba de ello.

Los aeropuertos, aunque no realizan directamente servicios de transporte, son un componente imprescindible del subsistema de transporte aéreo y deben adecuarse a las diversas funciones operativas y comerciales que las actividades de transporte les demandan. En este sentido, las aerolíneas tradicionalmente actúan como motor de cambio en el subsistema, empujadas a su vez por los requerimientos de sus clientes, ya sean productores directos o agentes de carga. En otras palabras, conforme los productores y distribuidores de mercancías se desarrollan logísticamente, las aerolíneas responden a los nuevos requerimientos y los aeropuertos tienden a ofrecer los servicios adicionales que éstas requieren para el cumplimiento de sus nuevas tareas y funciones.

Normalmente los cambios se van imponiendo en el sistema en la secuencia de fases señalada en el párrafo anterior, sin embargo, la cadena de innovaciones se puede establecer, en cierta medida, a partir de cualquiera de los eslabones intermedios. En este caso, las aerolíneas, o incluso los aeropuertos, pueden atraer a sus clientes hacia estadios más evolucionados de desarrollo logístico.

El aeropuerto como plataforma logística

La función logística tradicional del aeropuerto consiste en ofrecer la infraestructura para las operaciones aeronáuticas y el servicio de manejo simple de la carga en tránsito, casi momentáneo, entre los aviones y los vehículos terrestres. Para ello, no se requiere de gran sofisticación tecnológica o administrativa, puesto que la administración aeroportuaria poco o nada interviene en la relación entre aerolíneas, entre aerolínea y usuarios, o entre aerolínea y transportista terrestre.

En una primera fase de evolución logística, el aeropuerto funciona como una terminal especializada en el manejo de carga, mejorando sus instalaciones y tecnología para el traslado, almacenamiento y clasificación de paquetes y/o contenedores, convirtiéndose en una terminal intermodal de transferencia, eficiente y competitiva que apoye a su vez la competitividad de las operaciones de transporte de las aerolíneas o los agentes de carga. En esta función, el aeropuerto ya representa una fase activa dentro del proceso logístico, operando más allá de un simple punto de conexión entre dos segmentos de transporte.

En una segunda fase, el aeropuerto puede desarrollar una función logística más avanzada, en términos de la incorporación de valor agregado al producto, participando en su proceso de transformación, aprovechando la fase de estancia de la carga en la terminal y evitando que ésta tenga que dirigirse a una factoría adicional, antes de ser entregada en su lugar de destino.
Evidentemente, la eliminación de una fase dentro de la red logística reduce el tiempo total de tránsito de la carga, probablemente incluso reduce el costo logístico total y le añade oportunidad a la entrega, lo cual suele ser de la mayor importancia para los productos que se transportan por avión.

Todos los productos en tránsito viajan embalados para el traslado y pocos de ellos serán entregados a su destinatario final en esa presentación; esto otorga grandes oportunidades al aeropuerto para participar en la puesta a punto final del producto, con la ventaja de que en muchas ocasiones no se requiere de una transformación muy complicada o sofisticada. Por ejemplo, por transporte aéreo suelen movilizarse productos como flores frescas o artículos de vestir. Las flores pueden extraerse de las cajas en que se transportan y darles una presentación final para ser entregadas a las tiendas minoristas o incluso a algunos clientes en particular. Por su parte, la ropa puede ser planchada y colocada en ganchos para ser entregada a las tiendas al menudeo, o a los grandes supermercados. Para realizar estas tareas hay que considerar que adicionalmente se requieren vehículos terrestres de baja capacidad, acondicionados para transportar los productos con su presentación final, en tramos de recorrido relativamente cortos.

La sección de la administración aeroportuaria encargada de la realización de estas nuevas actividades, así como de la gestión de la flotilla de vehículos terrestres, requiere del establecimiento de una organización que se especialice en ello, con el objeto de alcanzar la mayor eficiencia posible y evitar que en vez de ser una fuente adicional de recursos para el aeropuerto, las nuevas actividades se conviertan en una fuente de problemas y de pérdidas financieras.
Evidentemente, a partir de estas actividades adicionales el aeropuerto no sólo puede obtener ganancias extras, tal vez no marginales, sino también generar una mayor demanda de servicios tradicionales y de la infraestructura, así como incidir en el fomento de mejores prácticas logísticas por parte de las aerolíneas y los productores "“ comercializadores del lugar, aumentando su competitividad y el crecimiento económico de la región.

La RIDITA es una sociedad de conocimiento abierta e incluyente con más de 200 socios distribuidos en 15 países de la región iberoamericana. Informes:Â www.ridita.org

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