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¿Qué debe hacer alguien si quiere ser astronauta y viajar al espacio?

Muchos de nosotros soñamos en nuestra más tierna infancia con formar parte de ese grupo exclusivo de astronautas que formaban parte de las tripulaciones demisiones espaciales.

¿Qué debe hacer alguien si quiere formar parte de los astronautas que viajan al espacio? ¿Han de estudiar alguna carrera específicamente? ¿Necesitan una preparación física y psicológica especial? Hoy os contamos algunos de los requisitos que debéis cumplir si de verdad queréis participar en misiones espaciales.

El famoso Chris Hadfield, por ejemplo, antes de unirse a la Agencia Espacial Canadiense, se formó como piloto militar en las Fuerzas Armadas, donde completaría sus estudios en ingeniería mecánica, realizando luego un postgrado en sistemas de aviación.

Por su parte, Neil Amstrong estudió en la Purdue University la carrera de ingeniería aeronáutica. Los mismos estudios que cursó, por su parte, el español Pedro Duque antes de enrolarse en la Agencia Espacial Europea. El primer astronauta mexicano en volar al espacio, Rodolfo Neri, es un especialista en ingeniería mecánica y electrónica, en particular en sistemas de telecomunicaciones y radiación electromagnética.

Parecería entonces que para formar parte de las agencias espaciales como astronautas necesitaríamos estudiar alguna carrera relacionada con la ingeniería. ¿No buscan entonces la NASA o la ESA biólogos o químicos? Hoy buceamos un poco en los requisitos de estas entidades para los futuros aspirantes.
¿Qué debemos estudiar si queremos ser astronautas?

Tal y como confirma la NASA en su página web, existe un gran abanico de oportunidades para cualquier persona con talento, haya estudiado o no una ingeniería. De hecho, mirando las oportunidades laborales abiertas, podemos solicitar trabajo en la agencia si somos especialistas en IT, pero también en astrobiología o estudios planetarios.

De hecho, una de las veteranas de la NASA en las misiones espaciales, Cady Coleman, es licenciada en Química por el Massachusetts Institute of Technology y doctora en ciencia de polí­meros. Y a pesar de que ella nunca pensó en ser astronauta de la NASA, la oportunidad le llegó en 1992. Y no pudo rechazarla. Según suspalabras, «quería un poco de aventura en su vida».

Para comenzar su particular aventura espacial, Coleman se vio obligada a seguir estudiando. Prepararse bajo un programa de formación básico, con el que podría aprender a trabajar y vivir en un transbordador espacial. Gracias a sus estudios en química, de hecho, Coleman pudo realizar diversos experimentos, relacionados con la física de fluidos y la formación de cristales, en la primera misión donde participó.

En general, la NASA exige al menos estudios superiores con una duración mínima de tres años, en campos tan diversos como la ingeniería, las matemáticas, las ciencias biológicas o la física. Por su parte, la Agencia Espacial Europea ESA tampoco exige unos estudios específicos, pero sí habla de que deben estar relacionados con alguna disciplina científica y/o técnica.

Aunque no es un requisito obligatorio, la ESA valora positivamente que los hipotéticos candidatos tengan experiencia en pilotar aeronaves. La NASA, por su parte, tras realizar una preselección, exige a los interesados participar en un programa de formación intensiva de dos años.
¿Cualquiera puede participar en una misión espacial?

La respuesta es obvia: no. La NASA explica las condiciones físicas que han de tener los candidatos si realmente quieren llegar algún día a ser astronautas. En el primer mes de formación, los aspirantes han de superar una prueba de supervivencia en el agua, en la que tienen que nadar tres largos en una piscina de 25 metros.

¿Parece fácil? No lo es. A continuación, (y sin descansar), deben nadar la misma distancia embutidos en un traje espacial, para acabar recorriendo una distancia indefinida calzando zapatillas de deporte. Sin haber parado todavía, la NASA exige a los candidatos que avancen en la piscina llevando de nuevo el traje espacial. Un modo curioso de medir nuestra resistencia física y que sirve, lógicamente, para realizar el primer descarte de candidatos.

Durante esos dos años, los aspirantes también deben superar pruebas relacionadas con cambios en las condiciones de presión o gravedad. Si físicamente los candidatos pasan los exámenes, también deben continuar su formación aprendiendo ruso, requisito imprescindible y necesario si algún día llegan a la Estación Espacial Internacional.

Continuamente se realizan pruebas de selección para los futuros astronautas de la NASA o de la ESA. Sin embargo, como vemos, no es tan sencillo pasar de ser voluntario a candidato formal. La exigencia de pruebas físicas, psicológicas y formativas es realmente dura, pero, ¿quién no ha soñado alguna vez con pisar la Luna o el planeta rojo?

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