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Mujeres en la Aviación: Barreras mentales

El día de mañana (miércoles 28 de febrero) se llevará a cabo el III Encuentro de Mujeres líderes de la aviación latinoamericana y el Caribe (EMLA 2018), un foro que aglutinará a diversos representantes del transporte aéreo y la industria aeronáutica, auspiciado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

El foro se enmarca en una serie de esfuerzos que ha realizado la OACI en diversos frentes, con el objeto de promover la polí­tica de inclusión femenina en todos los segmentos de la industria y que se alínea con la decisión de las Naciones Unidas de lograr el llamado 50-50 (fifty-fifty) para el año 2030, es decir, la participación igualitaria de las mujeres en todos los ámbitos: económico, social, cultural, polí­tico, etc.

La iniciativa de la OACI en la región (en este caso, la región de Norteamérica y el Caribe), que encabeza Melvin Cintron, implica un esfuerzo grande y de mucha voluntad por parte de los altos directivos de las empresas del rubro. De hecho, las cifras de las que partimos no son muy alentadoras:

De acuerdo con los datos de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA), en ese país sólo el 6.71 por ciento de los pilotos aviadores son mujeres; el 28.7 por ciento de los trabajadores del sector son del género femenino, de los cuales el 90 por ciento son sobrecargos.

A nivel mundial, apenas el 3 por ciento de los pilotos son mujeres. En España sólo hay 198 mujeres piloto de los casi 6,000 que existen en ese país. En México hay 12 pilotos en la Fuerza Aérea; dos en Aeromar; 42 en Aeroméxico; 46 en Connect y 29 en Interjet.

El 11.7 por ciento de las mujeres que trabajan en aviación en EUA, son mecánicas, ingenieras aeronáuticas y personal de mantenimiento. Y sólo el 3 por ciento de los puestos directivos en la industria de la aviación en América Latina son ocupados por mujeres. No tenemos esta estadística para México.

Sin bien en el seno de OACI el 30 por ciento de la planta laboral está compuesta por mujeres, falta mucho por hacer, especialmente en lo que se refiere a la promoción del talento femenino hacia la alta dirección.

Un asunto que es fundamental comprender es que la iniciativa de la ONU, de OACI y de muchas agencias y organismos nacionales e internacionales a favor de la inclusión y en especial del acceso de mujeres a niveles altos en las empresas, no es un asunto de género. Es decir, no se trata de que "nos den chance" sólo por ser mujeres.

El asunto es más de fondo, es una cuestión de talento. Sabemos que en la economía del tercer milenio (en el cual ya vivimos) es una economía donde el capital humano es lo más importante. Está demostrado que cuando una organización suma a su plana directiva a las mujeres de talento sus números mejoran ostensiblemente.

Y esto se evidencia en diversos estudios realizados por consultoras de la talla de Catalyst, Rothstein Kass, McKinsey, Peterson Institute, Ellison y Mulli, Committee for Economic Development (CED) y un largo etcétera, los cuales han demostrado que la participación femenina en la alta dirección y los consejos de administración incrementan indicadores como el EBIT (47%), ROE (35%), ROA (34%) y utilidades (15%), entre otros.

El reto, sin embargo, es encontrar las formas creativas de que el sector aviación y aeroespacial integren a sus equipos laborales y directivos el talento femenino, en beneficio del propio sector. Las barreras para ello están, sobre todo, en las mentes de quienes aún no han visto las ventajas. Es cuestión de tiempo.

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