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Columna de Daniel Montero: Cambios para que nada cambie en Argentina

Transcurridos la mitad de los primeros 100 días del nuevo gobierno argentino, poco ha ocurrido en materia de transporte y específicamente, en materia de transporte aéreo, solo dos decisiones importantes han trascendido.

Cuando Franklin D. Roosevelt acuñó esta expresión al asumir su gestión, necesitaba transmitir capacidad de reacción ante la crisis económica de entonces, y exhibir resultados que cambiaran la situación. A partir de entonces, en la polí­tica, estos 100 días siempre han buscado generar confianza y optimismo en la ciudadanía y, por supuesto, en todos los actores económicos.

Los 100 días, sirven también para mensurar si un líder está capacitado para gestionar una transición. Jamás se tendrá una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión.

Y esa impresión no es tan buena para los que queremos el desarrollo del transporte aéreo en la Argentina.

Al vacío de propuestas de campaña en la materia, en época de elecciones los actuales gobernantes transmitieron un mensaje desacertado: Mejorar el servicio de Aerolíneas Argentinas. Y si algo ha hecho bien el gobierno anterior, fue justamente mejorar el servicio de Aerolíneas Argentinas.

Sabemos que a un costo altísimo, imperdonable de acuerdo a otras tantas necesidades del país. Ya sabemos que no se debe hacer polí­tica con las aerolíneas de bandera.

Las aerolíneas de bandera son solo una expresión jurídica, las empresas que cada país selecciona para implementar su parte en los acuerdos bilaterales de tráfico aéreo internacional.

La asignación de recursos por parte de los Estados a las denominadas aerolíneas de bandera, atenta al desarrollo del transporte aéreo en el largo plazo; ya que les resta recursos para las obligaciones de los Estados que sí les son ineludibles en materia de transporte aéreo, como la infraestructura.

Por la rescisión del contrato con la empresa Sol, al parecer, se continúa confundiendo a la polí­tica aérea del país con la empresa Aerolíneas Argentinas.

Aunque fuera un contrato espurio, si lo era; el país necesita varias empresas como Sol que promuevan la integración y desarrollo de las economías regionales y, en consecuencia, dinamice este tipo de transporte aumentando la capacidad.

Por la baja de comisiones anunciada por Aerolíneas Argentinas, los agentes de viaje están que trinan. Y tienen razón, ya que argumentar en la medida la situación que atraviesa la industria aerocomercial, es faltarles el respeto a todos los que contribuyen con sus impuestos para el sostenimiento de esa compañía.

Hay decisiones más importantes para estos primeros 100 días de gestión. Estas dos podían esperar.
Sol no puede funcionar sin el aporte de Aerolíneas Argentinas, como Aerolíneas Argentinas no puede funcionar sin el aporte del Estado.

Así, la industria no es la que los gremios pretenden y hacen falta decisiones muy fuertes que requieren agallas y costo polí­tico.

El transporte aéreo es parte de un todo, se debe realizar un verdadero plan de transporte que integre todas las modalidades. Es urgente la necesidad de cambiar la legislación y reglamentación.

El país tiene la oportunidad de explotar un enorme potencial para esta actividad. Aún bajo el sesgo de la IATA, su Agenda for Freedom establece principios que el país debe adoptar. Está empíricamente probado, que aquellos países que orientan su polí­tica aérea a esa agenda, obtienen un desarrollo comparado mayor.

Quedan otros 50 días. Ojalá que al terminar la cuenta, en la Argentina digan: ¡Cambiamos!

La RIDITA es una sociedad de conocimiento abierta, gratuita e incluyente con más de 230 investigadores distribuidos en 20 países de la región iberoamericana.

Informes: www.ridita.org

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