INDUSTRIA AERONÁUTICA

ANA y JAL comienzan a sustituir las baterías defectuosas de sus Boeing 787

ANA and JAL begin to replace defective batteries of its Boeing 787

Las compañías aéreas japonesas All Nippon Airways (ANA) y Japan Airlines (JAL) comenzaron hoy a sustituir las baterías defectuosas de sus modelos Boeing 787 «Dreamliner», que permanecen en tierra desde mediados de enero por motivos de seguridad.

ANA y JAL, que cuentan con 17 y 7 aparatos «Dreamliner», respectivamente, iniciaron hoy la operación para reemplazar las unidades averiadas después de que el viernes la Agencia Federal de Aviación de EEUU (FAA) diera el visto bueno a los nuevos modelos de batería presentados por el fabricante estadounidense Boeing.

ANA comenzó a cambiar las baterías en cinco de sus aeronaves en los aeropuertos de Narita, Haneda, Okayama y Matsuyama, mientras que JAL inició las labores de sustitución de todos sus modelos ubicados en los aeródromos tokiotas de Haneda y Narita.

Ambas recibieron ayer los manuales de Boeing para llevar a cabo el procedimiento de reemplazo del sistema de baterías, modificado por el fabricante con nuevos componentes para evitar cortocircuitos, y mejorar su aislamiento para prevenir incendios, detalló la agencia Kyodo.

Según ANA, las operaciones para cambiar las baterías durarán al menos un mes, al emplear casi cinco días por aeronave y tener que comenzar después las pruebas de vuelo para confirmar su seguridad.

En este sentido, el Gobierno de Japón planea imponer requisitos adicionales de seguridad para los modelos de 787 «Dreamliner», tales como la monitorización permanente y remota del estado de las baterías y la obligatoriedad de realizar inspecciones frecuentes de su voltaje.

Además, las compañías japonesas deberán asegurarse de que el sistema nuevo de baterías ha sido instalado correctamente en sus aeronaves y tendrán que realizar ensayos de vuelo adicionales antes de retomar las operaciones comerciales, que se estima no podrá producirse hasta el mes de junio.

El problema con los 787 se remonta a primeros de enero, cuando se detectaron varios fallos por sobrecalentamiento en las baterías ión-litio de las aeronaves, lo que provocó el cese de las operaciones en todo el mundo.

Desde entonces, medio centenar de unidades del 787 de varias aerolíneas de todo el mundo se encuentran en tierra, a la espera de recibir las nuevas baterías por parte del fabricante y la autorización de vuelo de sus organismos estatales de seguridad aérea.

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