Durante los últimos días, en las redes sociales y diferentes medios de comunicación se han revelado imágenes de aviones semivacíos y salas de espera casi totalmente desocupadas en los aeropuertos. Son evidencias de la crisis que enfrenta Malaysia Airlines, a la que pertenecía el vuelo MH370, que desapareció misteriosamente el 8 de marzo, y el MH17, que fue derribado el 17 de julio en Ucrania presuntamente por separatistas prorrusos.
Desde aquellas tragedias, la aerolínea asiática ha estado perdiendo grandes sumas de dinero. Tras la desaparición del MH370 (todavía no hay pistas del aparato) se presentó una caída del 60% de las ventas de la aerolínea en China. Luego vino el segundo golpe, el derribo del MH17 hizo que el valor de la empresa se desplomara más de un 40% y sus pérdidas aumentaran un 59% en el primer trimestre de este año. A raÃz de estos desastres, durante los primeros siete meses del año renunciaron 200 empleados de la compañía.
Hoy, se estima que Malaysia Airlines pierde alrededor de US$2.16 millones diarios de sus reservas, según Oliver McGee, un experto en transporte de la universidad de Howard citado por el New York Post. Para atraer más pasajeros, la aerolínea ha ofrecido el doble de la comisión que normalmente paga a los agentes de viajes en Australia (la comisión pasó del 6% al 11% para los vuelos que salen de la nación). Si la compañía se cierra, no sería la primera en dejar de operar después de un desastre. Lo mismo le sucedió a Pan Am, que en menos de tres años después de un atentado contra el vuelo 103 de Londres a Nueva York, en 1988, tuvo que clausurarse. Algunos opinan que este será el camino a seguir para Malaysia Airlines.
No obstante, el gobierno de Malasia no quiere dejar morir a su empresa, que hace menos de cinco años era reconocida como una de las más prestigiosas de Oriente y recibió más de un centenar de premios durante la última década. Por ejemplo, en 2012 Malaysia Airlines fue clasificada por la consultora británica Skytrax como la mejor aerolínea de cinco estrellas del mundo. Sin embargo, incluso antes de los accidentes en dos de sus aviones, la aerolínea ya venía presentando pérdidas económicas considerables.
Para salvarla, el fondo estatal Khazanah Nasional, que posee el 69 % de la compañía, anunció a principios de este mes que pretende comprarle el resto a los accionistas minoritarios, para que la empresa quede completamente en manos del Estado. Según Khazanah, esta es la única opción para revivir "nuestra aerolínea nacional con el fin de que sea rentable como entidad comercial y cumpla su función como un motor vital del desarrollo del paÃ". La cotización de la aerolínea fue retirada de la Bolsa de Kuala Lumpur mientras se realiza el rescate por parte del Gobierno malasio, que será anunciado de manera oficial en estos días. Khazanah también señaló que la reforma durará alrededor de un año y afectará las operaciones de la aerolínea, su modelo de negocio, las finanzas, el capital humano y el entorno normativo.