El Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, el más transitado de Estados Unidos, alcanzó el nivel 2 del Programa de Acreditación de Huella de Carbono en Aeropuertos (ACA), administrado por el Departamento de Aviación de Atlanta.
Este reconocimiento se debe a la implementación de un sistema de gestión del carbono con metas claras y resultados medibles, que permitió reducir las emisiones de alcance 1 y 2 dentro de sus operaciones.
En 2021, la terminal adoptó una política de carbono alineada con la meta de la ciudad de Atlanta de transitar hacia una matriz energética 100% limpia y renovable para 2035.
Esta estrategia también responde al compromiso del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Para cumplir estos objetivos, el aeropuerto introdujo medidas de eficiencia energética en sus instalaciones, como la sustitución total de la iluminación interior y exterior por tecnología LED, con una disminución promedio del 28% en el consumo de energía en los proyectos de desarrollo de capital. Además, se estableció un programa de reacondicionamiento para optimizar los sistemas operativos y reducir el gasto energético.
La infraestructura energética del aeropuerto se fortaleció con la instalación de paneles solares en 2017, los cuales generan aproximadamente 103 kWh de energía renovable cada año. Este suministro complementa los esfuerzos del aeropuerto por ampliar el uso de fuentes sostenibles y disminuir su dependencia de combustibles fósiles.
El aeropuerto incorporó también criterios de construcción sostenible en sus proyectos de expansión y renovación. Las obras se desarrollan bajo los estándares de certificaciones LEED, Envision y Parksmart, que garantizan prácticas responsables en materia ambiental y de eficiencia.
Asimismo, se implementó una base de datos unificada que integra información de consumo, facturación y monitoreo energético en tiempo real, lo que facilita la gestión de los recursos y la toma de decisiones técnicas…