La semana pasada se conoció que Andes Líneas Aéreas suspenderá sus operaciones hasta el 8 de noviembre inclusive debido a la falta de avances con la provincia de Chubut, la cual posee una deuda de 280 millones de pesos en el marco del contrato que mantienen para posibilitar sus vuelos al aeropuerto de Pto. Madryn (todos sus vuelos del lunes 30 y martes 31 de octubre ya habían sido cancelados).
La falta de cumplimiento de esa provincia fue el golpe final que recibió la aerolínea, asediada bajo un mercado aerocomercial que se pobló de nuevos competidores en dos años, y con un contexto económico que atentó contra uno de los nichos que la tenía como líder: los chárter hacia el exterior. También le jugó en contra la pérdida del contrato de vuelos estudiantiles a Bariloche, otro mercado que supo salvarla en años anteriores.
Al llegar octubre a su fin se cumplirán cinco meses de atraso salarial con su plantilla de 300 empleados (llegaron a ser más de 500 hace poco más de un año, en el pico de su etapa de crecimiento que arrancó en 2016).
En comunicación con Aviacionline.com, Juan Pablo Armanino, delegado regional de la Asociación de Personal Aeronáutico, describió como dramática la situación que atraviesan empleados de la compañía en Salta. «Nuestra gente la está pasando muy mal. Tenemos compañeros que han llevado a sus hijos a comedores, haciendo changas para sobrevivir, otros que tuvieron que mudarse con sus familias por no poder pagar el alquiler», relató Armanino. «Esto me hace recordar lo que viví en carne propia como empleado de Dinar hace casi veinte años»…