Cuando a una causa social se le une la colaboración de los artistas, llega mejor al resto del mundo y, así, se difunde e interioriza mucho más por la propia naturaleza del arte, que es capaz de deleitarnos y nos provoca emociones que otros medios no alcanzan por mucho empeño que pongan en ello: No es lo mismo dar una fría conferencia sobre la desconexión personal en un mundo hiperconectado o gritar al respeto en una plaza pública con un altavoz que mostrarlo en una obra artística, o incluso elaborar una instalación de arte lumínico para defender que deberíamos prestarle una mayor atención a los demás.
Esto es lo que precisamente lleva haciendo el artista suizo Gerry Hofstetter, con el soporte de la compañía aérea SWISS, desde finales del año pasado. Porque cada vez somos más egoístas los unos con los otros, y hay que ponerle remedio.
Después de montar sus instalaciones artísticas en edificios representativos del continente europeo, como el de la Ciudad Internacional Universitaria de París o el Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci de Milán, entre otros, proyectando sobre sus fachadas imágenes de los ojos del propio personal de la aerolínea, concluye esta vez con la proyección de imágenes de los ojos de centenares de ciudadanos, que han tenido a bien participar en esta iniciativa con sus selfies, sobre cuatro globos gigantescos en los Alpes suizos, a 3.000 metros de altura respecto al nivel del mar…