Algunos pasajeros llegan muy pronto, angustiados con la idea de perder su avión, y otros, en el último momento, pero todos viven la misma experiencia: Desde el check-in hasta la hora de embarcar hay un tiempo muerto, perfecto para comprar. Este universo ya tiene un nombre –el travel retail– y hasta un apodo –el sexto continente– y un público objetivo de 5.000 millones de pasajeros actuales que está previsto se duplique en 2030.
¿Qué se compra ahora en Barajas, Charles de Gaulle, Heathrow o Doha? De todo, pero especialmente productos de lujo, aunque algunos no entiendan cómo es posible adquirir un bolso de 5.000 euros o una corbata de 2000 dólares antes de salir corriendo hacia la sala de embarque.
Desde las grandes marcas apuntan a que ha nacido un nuevo tipo de consumidor: aparte del que compra por impulso, ese viajero frecuente que no tiene tiempo ni ganas de ir de tiendas, pero que en sus viajes siente necesidades inmediatas y dispone de un abultado presupuesto.
Sin embargo, el travel retail tiene un obstáculo: Suelos grisáceos, puertas de seguridad, paneles luminoso"¦ Un entorno no especialmente elegante y bastante alejado del que se disfruta, por ejemplo, en la calle Serrano de Madrid o en el Feauborg St-Honoré de París. Por tanto, los aeropuertos, conscientes de la importancia de los alquileres comerciales en sus ingresos, están redoblando sus esfuerzos para atraer a las firmas de lujo, transformando poco a poco sus terminales en atractivos centros comerciales…