CURIOSIDADES

Así logró esta pasajera vencer su fobia a volar

La fobia a volar o “aerofobia” es un temor que creció con el aumento de personas con posibilidades de subirse a un avión. De acuerdo a los manuales psiquiátricos, alrededor de un 25% de la población en países industrializados (40% señalan otras estadísticas) manifiesta miedo a volar en algún grado, desde sentir la “panza” con nervios o transpirar un poco más de lo normal durante el despegue y aterrizaje, hasta el extremo de una ansiedad tan intensa que aparecen palpitaciones, boca seca, temblores y pensamientos catastróficos que pueden terminar en ataques de pánico.

Según los expertos, el temor a las alturas o al encierro influyen en el miedo a volar, pero en la mayoría de los casos es un miedo primario, es decir, que no se dispara por un evento traumático. “La persona nunca se había subido a un avión, pero se sube y se muere de miedo de que se caiga”, dice.

En la mente de quien tiene miedo a volar, todo puede ser un indicador de que “algo está mal”. Una vez que el pensamiento perturbador está en la cabeza, lo más probable es que su ansiedad sólo vaya a escalar”, indican los expertos.

Controlar el miedo a volar: el caso de Valeria
Hay alternativas para controlar el miedo. Existen simuladores de vuelo, terapias psicológicas, talleres educativos, meditación y relajación. También libros y hasta apps para celulares.

Es clave que aprendas todo lo que puedas sobre volar y cómo funcionan los aviones. Una técnica que sirve es equiparte de lo necesario para leer, escuchar música, comer o tener compañía durante el vuelo. El entrenamiento y la educación son claves. Y en este punto es clave el trabajo que brindan empresas, como por ejemplo Aerolíneas Argentinas con su programa o curso “Animate a volar”.

Valeria es una joven argentina que sufría mucho con sólo pensar en subirse a un avión. Sufría ataques de pánico y su fobia estaba en un grado muy alto. Lo comenzó a tratar de manera individual en terapia, dado que necesitaba hacer viajes al interior del país y sólo lo hacía por tierra. Cierto día se enteró del curso de la aerolínea de bandera y logró desmitificar muchos de los temores o creencias que ella tenía.

El curso se dicta en el Centro de Formación y Entrenamiento de Pilotos (Cefepra) que la firma tiene en su predio de Ezeiza. Valeria logró tratar su fobia con cada uno de los profesionales: pilotos, psicólogos, expertos en factores humanos, etc. La experiencia cuenta con simuladores de cada parte del avión, incluyendo a los asientos para pasajeros.

Se animó a sacar un pasaje a Mar del Plata para comenzar. Fue una experiencia corta pero para ella era todo un desafío, nos cuentan voceros de la aerolínea. Estaba algo nerviosa, y hasta lloró al ingresar a la manga, pero este tipo de pasajeros llevan un pin o prendedor sobre sus ropas que les permite rápidamente ser identificados por el personal y así prestarles un servicio personalizado y acorde a sus necesidades especiales. Gracias a la intervención de las azafatas se convenció de continuar con el viaje y fue acompañada durante todo el viaje…

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