La ola de frío polar que castiga a buena parte de EEUU, así como las duras condiciones climáticas que suele haber en Europa y Asia en esta época del año, lleva a que las aerolínea extremen la seguridad de sus aeronaves para combatir al hielo.
Por ejemplo, estos días el aeropuerto de Minneapolis-St Paul, hub de la aerolínea Delta, presenta temperaturas mínimas de –35ºC. Más suave, si cabe la comparación, son los –9ºC que hace en Oslo o Helsinski cuando llega la noche.
Se inicia el protocolo
Cuando la temperatura alcanza los –10ºC se activa el protocolo para evitar la formación de hielo en la estructura del avión. Si en las inspecciones se detecta escarcha -también llamada «contaminante»- comienza el proceso de limpieza, porque esta formación puede inhibir la capacidad de crear sustentación al momento de volar.
De hecho, apenas 3 a 5 milímetros de hielo puede reducir la elevación de un avión en el despegue un 30%. También incrementa la resistencia de la aeronave al volar y otro peligro es que podría restringir o bloquear las partes móviles, conocidas como flaps.
Los dos líquidos claves
El avión es rociado con varios tipos de líquidos. En el caso de Delta utiliza un descongelante de Tipo I (caracterizado por su color naranja) y un anticongelante de tipo IV (que es de color verde).
El tipo I de líquido descongelante es una mezcla de un químico llamado propilenglicol, combinado con otros productos químicos, inhibidores y agua. Se calienta entre 71 y 82ºC y se pulveriza unos 200 litros bajo presión para eliminar la escarcha, el hielo y la nieve del avión.
Si comienzan las precipitaciones de invierno, como la nieve, la lluvia helada o el aguanieve, se tienen que tomar precauciones adicionales para evitar que el hielo se vuelva a formar en el avión antes del despegue.
Para estos casos, el líquido anticongelante de Tipo IV se aplica en superficies críticas como las alas y la cola una vez que concluye el proceso de descongelación.
Dónde se realiza el proceso
En muchos casos los aviones son descongelados en una plataforma cerca de la pista de despegue, pero también es posible que los camiones hidrantes realicen su operación junto a la puerta de embarque, opción que no solo ahorra tiempo sino también combustible.
Dependiendo del tamaño del avión, se pueden usar hasta cuatro vehículos en el proceso. En el caso de un Boeing 747 o un Airbus A380 pueden necesitarse hasta seis unidades.
Cada vehículo tiene un conductor y un agente para el proceso de descongelar que aplica los líquidos necesarios. Cuando se rocía sobre la plataforma, se puede asignar a un miembro adicional de la tripulación para que se comunique con la cabina de vuelo y complete la inspección final antes de autorizar el despegue.
Antes de que comience el rociado los pilotos configuran el avión para que tenga bajados los flaps de las alas y el sistema de ventilación del avión esté deshabilitado por un tiempo, para evitar que el olor del glicol entre en la cabina de pasajeros.
En 10 minutos, avión descongelado
El proceso de pulverizar el avión del morro a la cola con el spray anticongelante puede tardar de cinco a diez minutos, dependiendo del tamaño de la aeronave.
Echar el líquido anticongelante puede llevar también de cinco a diez minutos más, por lo que si no hay contratiempos meteorológico los especialistas pueden aplicar esta capa adicional de protección a aproximadamente seis aviones en una hora. Pero si se está en medio de una tormenta o fuertes vientos, puede demorar hasta 30 minutos de trabajo.
Una vez que el proceso concluye, el exceso de líquido se recoge y se recicla…