Cuando las aeronaves están en vuelo, toda la electricidad que necesitan para alimentar varios sistemas proviene de los motores.
Pero, ¿qué sucede cuando los aviones están en la pista y los motores están parados?
Las aeronaves necesitan una cantidad importante de energía para operar sistemas como el aire acondicionado, las luces de cabina y cientos de pantallas de entretenimiento antes de embarcar a los pasajeros. Y los pilotos necesitan sistemas de aviónica -incluyendo radios, ayudas de navegación y pantallas de visualización en la cabina de mando- para ser activados en sus controles previos al vuelo en la puerta de embarque.
Por razones obvias de seguridad, los motores no pueden funcionar mientras la aeronave está ubicada en la puerta de embarque y los operarios lo rodean. Para mantener todo funcionando, los aviones están equipados con una pequeña turbina ubicada en su parte trasera llamada APU o Unidad de Potencia Auxiliar, la que funciona con el mismo combustible que alimenta los motores.
Sin embargo, las aerolíneas intentan ahorrar la mayor cantidad posible de combustible, y es por eso que conectan los aviones a los generadores siempre que pueden, a través de unos enormes cables amarillos que van desde el suelo hasta el vientre del avión, cerca de la nariz. Este proceso no solo ahorra mucho combustible, sino también, reduce las emisiones.
De hecho, la generación de energía en Sydney se produce en la propia planta de Qantas de tri-generación, que es un tercio más eficiente que la red eléctrica principal. La energía de esta planta suministra electricidad, así como calefacción y refrigeración a nuestra sede principal de Qantas, lo que ayuda a reducir la huella de carbono.