Lo que tenía que ser un vuelo plácido entre la ciudad indonesia de Palembang y la capital del país, Yakarta, empezó con un sobresalto para Satwika Ika. La pasajera, que había comprado un billete de la compañía de bajo coste Lion Air para realizar un trayecto de apenas un hora de duración, se sorprendió cuando al subir a la aeronave y buscar su asiento, descubrió que este no existía.
En su tarjeta de embarque figuraba claramente que la butaca asignada por la aerolínea era la 35F, pero, sorprendentemente, la última fila del avión era la 34, por lo que era imposible sentarse en ella. Sin dar crédito a la situación que estaba viviendo, Satwika pidió ayuda a las azafatas, las cuales, según sus declaraciones, le asignaron un asiento en la última fila que tampoco pudo ocupar, ya que estaba reservado a otro pasajero. Finalmente, acabó sentándose en otro sitio que estaba libre.
Pero este no fue el único caso del controvertido vuelo. Una pareja que viajaba con su hijo se vio inmersa en la misma situación: buscaban infructuosamente sus asientos en la inexistente fila 35.
Posteriormente, Satwika Ika publicó una fotografía en las redes sociales, a la vez que se quejaba del trato grosero y las formas poco adecuadas empleadas por el personal de cabina, una denuncia que ha tenido una amplia repercusión también en los medios de comunicación más allá de Indonesia…
