Ayer domingo, la aerolínea oficialista Cubana de Aviación suspendió su vuelo La Habana-Camagüey. Más de 70 pasajeros fueron trasladados a la provincia agramontina en ómnibus de Transtur. La compañía aérea se disculpó, pero no indemnizó a sus pasajeros. Más bien los presionó a que montaran el bus. "Lo toman o lo dejan, pero nosotros cumplimo", dijo un funcionario que se presentó en el lugar.
La oficina de información les informó a los pasajeros la cancelación del vuelo a la ciudad del Bayardo. La decisión respondía a las condiciones climatológicas en ese territorio, las cuales impedían el tránsito por el corredor aéreo. No hubo tiempo de espera, al parecer todo estaba cuadrado, no había avión disponible y, de inmediato, los ómnibus Transtur ya estaban listos para ser abordados precisamente a la hora de salida del vuelo, a las cinco de la tarde.
"¿Dónde está el AN-158 (aeronave de fabricación rusa)?", preguntó un pasajero al no ver avión alguno estacionado en el área de los vuelos nacionales.
Estela Mugarra, que no quiso ser retratada, le expresó a CubaNet: "Viajé a La Habana por problemas médicos, estoy delicada de salud, por eso me transporto en avión. Es un vuelo rápido, pero me he visto obligada a tomar el ómnibus de Transtur, para no quedarme tirada en la terminal habanera, pues la compañía no me garantiza el regreso en otro vuelo, menos aún un pasaje por carretera para viajar en horario diurno. ¡Qué maltrato!"
Estela y sus compañeros de vuelo, para poder llegar a la ciudad de los tinajones, realizaron un tránsito nocturno de casi unas 10 horas, por la peligrosa 8 vías y la carretera central, que apenas tiene señalizaciones.
Rafael García, hace unos veinte días, sufrió igual desencanto. A CubaNet le comentó su mal recuerdo: "El pasado 8 de febrero tuve que esperar desde las 3 de la tarde hasta la 1 de la madrugada, para que Cubana de Aviación dispusiera de un Antonov-178, con capacidad para casi 100 pasajeros, para poder regresar a Camagüey, con mi esposa y su abuelita"…
