Aunque parezca toda una aventura viajar al espacio, orbitar a tantos kilómetros de la Tierra posee consecuencias serias para el cuerpo humano. Las condiciones y estilo de vida con respecto a las que se tienen en una nave espacial son muy diferentes. Por eso, el cuerpo de un astronauta se puede ver muy resentido y necesitar un proceso de recuperación posterior.
Cuatro efectos de un viaje espacial
1. EL APARATO CIRCULATORIO SUFRE
El aparato circulatorio es una de los sistemas que más se ven influenciados negativamente en estos viajes. El corazón, por ejemplo, disminuye por la microgravedad. Además, las venas de las piernas también pierden fuerza, pues no deben realizar ningún esfuerzo para impulsar la sangre.
Un problema frecuente asociado a esto es la hinchazón de la cara (en inglés, Puffy Face) en los primeros días en el espacio, debido a un exceso de sangre proveniente de los miembros superiores. Las repercusiones en la rigidez facial pueden ocasionar problemas de entendimiento con otros compañeros de misión.
2. PÉRDIDA DE MASA MUSCULAR
Esto sucede porque el nivel de actividad es prácticamente nulo. Los astronautas no solo pierden masa muscular, sino también fuerza. Concretamente pierden entre un 8% y un 17% de su fuerza isocinética. Para contrarrestar esta situación, los astronautas deben realizar un intenso ejercicio físico.
3. PÉRDIDA DE MASA ÓSEA
Los huesos del cuerpo humano, mientras se encuentran dentro de los límites del planeta Tierra, son constantemente renovados y remodelados por los osteoblastos (que regulan la matriz ósea) y los osteoclastos (que absorben la matriz ósea).
El equilibrio de los osteoblastos y los osteoclastos se quiebra durante una misión espacial y esto resulta en una reducción de la densidad de los huesos de hasta un 3,5% entre las primeras 16 y 28 semanas.
4. DEBILITAMIENTO DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO
El sistema inmunológico también sufre cambios tras un viaje espacial debido a: la radiación, microgravedad, estrés, aislamiento, alteraciones del ritmo circadiano, entre otras cosas…