Imagínate estar en un avión que despega pocos minutos después de celebrar el año nuevo y aterrizar horas más tarde en otra ciudad, donde aún es 31 de diciembre, con una sensación muy extraña de que viajaste al pasado. ¿Cómo es esto posible?
No es ciencia ficción, ni el argumento de una serie de misterios y viajes en el tiempo. Es lo que sucedió a los pasajeros del vuelo 106 de Nippon Airways, el cual despegó dos minutos después de que dieran las 12 de la noche del 1 de enero desde el Aeropuerto de Tokio Haneda (HND) y aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Los Angeles (LAX) a las 16:15, hora local.
La explicación es simple y tiene relación a la dirección de rotación de la Tierra y la forma en que asignamos husos horarios. Entre la costa de Asia y la costa oeste de Estados Unidos, a lo largo del Océano Pacífico cruza la Línea internacional de cambio de fecha.
Entonces, al atravesar la Línea Internacional De Cambio de Fecha desde América hacia Asia por el océano Pacífico la fecha debe adelantarse un día, por lo que se pierde un día. Pero si se cruza dicha línea de desde Asía hacia América la fecha deberá ser retrasada un día, por lo que ganamos un día. El motivo es que la Tierra gira en dirección de oeste a este, y los husos horarios añaden una hora cada uno hasta acumular las 24 horas que significa un día más.
En el caso del vuelo 106 de Nippon Airways, este cruzó la Línea internacional de cambio de fecha de oeste a este (Tokio → Los Angeles) y al cruzar la línea, se atrasó la fecha y pasó del 1 de enero al 31 de diciembre. Con las 17 horas de diferencia entre una ciudad y otra, el vuelo aterrizó a las 16:15 y sus pasajeros tuvieron la oportunidad de celebrar la llegada del 2019 por segunda vez.
No es el único vuelo que salió un 1 de enero de 2019 y aterrizó e 31 de diciembre. El vuelo CX880 de Cathay Pacific (Hong Kong → Los Angeles) y el vuelo 200 de United Airlines de (Guam → Honolulu) también lo hicieron…
