El asiento en un transporte público es el bien más preciado, y cuando se trata de un avión en el que además has procurado sentarte con tu acompañante, cualquier guerra te parece leve.
Así se lo tomaron las dos señoras que, viendo que se les pedía ceder para la comodidad (y seguridad) de un bebé, decidieron que era mejor montar el pollo.
El episodio lo contó la periodista Beatriz Correal con algo de dramatización y mucho humor.
Ella contaba que la propia azafata de Iberia pidió ese cambio al comprobar las mascarillas. Una simple cuestión de seguridad, seguramente inútil pero que había que respetar. La pareja y el bebé estaban en una fila de tres asientos con un desconocido, pero en esa fila solo había tres mascarillas y en la de delante sí podían contar con cuatro.
Pero no todo es tan fácil cuando está en juego sentarse una fila más allá o más para acá. Bien lo saben estas dos señoras, que plantearon una guerra psicológica desde el primer momento.
«Empezaron a vocearle a la azafata, para que lo escucharan bien los pasajeros de delante y también los de detrás, que ellas habían pagado su extra en el billete de Iberia para ir sentadas juntas. Y que por ahí no pasaban» (Twitter @BeatrizCorreal).
No estaban teniendo en cuenta que el bebé se exponía a una muerte segura si no tenía esa mascarilla en caso de emergencia. Drama.
La niña pasaba de todo el lío formado y decidió dormirse. Cosa de adultos, pensaría, nada que objetar ahí.
Una de las señoras se instaló en el pasillo, sin parar de gritar que las mascarillas no eran su problema sino el de esta pareja. Que lo hubieran mirado antes, y que se separaran ellos.
«La azafata le insistía en que priorizan no separar a padres con un bebé y que iba a llamar al Comandante porque su actitud y su falta de empatía y colaboración era vergonzosa. A ella plín». (Twitter @BeatrizCorreal).
Finalmente hubo cesión, pero con pocas ganas de colaborar y muchas de reprochar. Cesión a medias, podríamos decir.
«Al final el núcleo resistente de la pareja de señoras se sentó en el asiento de detrás. Para dejar pasar al resto del pasaje. Pero enseguida llamó a la azafata para repetirle que ella tenía todo el derecho del mundo a volar junto a su amiga». (Twitter @BeatrizCorreal)
Así que Beatriz decidió que su marido se cambiara de sitio y que la señora triunfara y se llevara el aplauso que buscaba, cual actriz de Hollywood al recoger su premio.
«Se puso en pie y le dijo a la azafata que no pasaba nada, que él se cambiaba a otra fila. La señora, triunfal, se levantó. En ese momento se escucharon un par de aplausos «¡Señora, ya se ha salido con la suya!», pero poco más, para toda la expectación que estábamos generando». (Twitter @BeatrizCorreal)
Aunque lo hizo con cierta desgana.
«También nos restregó a la niña y a mí su culo para ponerse en el asiento central, y lo único que me dijo fue toma, el avioncito de la niña», cuando se sentó encima y se lo clavó». (Twitter @BeatrizCorreal)…