El piloto Matthew Guest fue despedido de Flybe, la aerolínea regional más grande de Europa, tras desarrollar fobia a volar, pero ganó una demanda por despido injustificado.
Un juez en materia laboral estableció que la aerolínea debió haber ofrecido un rol alternativo o por lo menos la oportunidad de discutir su caso con el jefe de operaciones Luke Farajallah.
Ante el fallo a su favor, Guest busca ahora que se le devuelva su empleo como piloto en la aerolínea donde trabajo 10 años sin ningún problema, hasta que después de ser ascendido a primer oficial, comenzó a vivir con ataques de pánico y ansiedad.
Los problemas del piloto comenzaron en un vuelo a Florencia, donde se sintió mareado, el 13 de diciembre de 2014. Después de 7 años de trabajo, sentía ansiedad de estar en un avión. Fiebre, dolor en el estómago y mareos eran parte de los síntomas.
Tras la fatídica experiencia ya no volvió a ser el mismo. Un mes después, el sólo hecho de conducir su auto rumbo al aeropuerto era motivo para sentir dolor en el estómago.
Cuando debía volar a Islandia, decidió no hacerlo e informó al asesor médico que se encarga de certificar la salud de los pilotos la situación por la que atravesaba: un hijo en los «terribles 2 años» y un bebé de tres meses de nacido.
Su médico de cabecera escribió a Flybe que su paciente hacía desarrollado «una fobia y ansiedad por vuelos de larga distancia y por quedarse atrapado en un avión». Su certificado médico de Clase 1 (necesario para volar) fue suspendido por «ataques de pánico».
Los dos meses siguientes acudió a terapia de comportamiento cognitivo y le volvieron a expedir su certificado para volar, pero los malestares continuaron en 2015. Guest no podía soportar la idea de volar por dos horas.
Su ritmo cardíaco se elevaba e hiperventrilaba. En un vuelo a Salzburg sintió «ataques de ansiedad y pánico». Un año después, tras terapias de hipnosis, psiquiatría y comportamiento cognitivo, volvió al trabajo en abril de 2016 sintiéndose bien. Trabajaba 5 días y descansaba otros 5, periodo en el que se volvió a familiarizar con volar.
Un vuelo de 4 horas a Grecia el 17 de junio de 2016 fue el punto final. No pudo encargarse del vuelo y al día siguiente se reportó enfermo. Permaneció fuera de operaciones hasta que finalmente lo despidieron en 2017.
A través de una carta, el jefe de operaciones le informó la decisión de la compañía. «Debido a su incierta condición para volar exitosamente, no podemos como organización aceptar el riesgo. Flybe no está preparada para afrontar riesgos en la cabina de vuelo con la vida de los usuarios, así que le informamos que debemos terminar con su empleo por motivos de capacidad».
La compañía le ofreció un puesto en tierra como Oficial de apoyo de seguridad de vuelo, pero si aceptaba, no tendría posibilidad de regresar a volar, le dijo el director de operaciones de vuelos Colin Rydon.
El juez recalcó que quien decidió esa propuesta fue Farajallah, quien «no se encontró con el demandante, no le dio oportunidad de hablar sobre sus circunstancias ni de influir en su pensar».
“Es un principio natural de justicia básico que el empleado tenga la oportunidad de hablar con quien toma decisiones relevantes. Aquí, el demandante no tuvo la oportunidad”, dijo el juez…