El bigote puede estar perdiendo prestigio en muchos lugares de Occidente, pero sigue siendo un atributo masculino a la moda en Turquía y Medio Oriente. Al punto de que los hombres menos favorecidos por la naturaleza ya no tienen miedo de confiar su deficiente sistema piloso a los expertos en cirugía estética.
El Dr. Selahattin Tulunay es uno de ellos. Dirige un próspero consultorio privado que hasta ahora se especializaba en los transplantes de cabellos, pero se adaptó rápidamente al nuevo mercado.
«Hace unos tres años que hago implantes de bigotes. Muchos hombres vinieron a verme diciendo: ‘Tengo 40 años, soy el director de una gran empresa pero en el extranjero no me toman en serio, quiero que se vea que tengo pelos'».
Engin Koç, de unos 30 años, siempre contempló su rostro lampiño con desesperacion. Hace siete meses se compró el «cepillo» de sus sueños en una mesa de operaciones. «Quise parecerme a los antiguos turcos, a los otomanos, y como siento nostalgia y admiración por esa época, me hice estos implantes», explica, y agrega: «El bigote es un símbolo de la virilidad turca».
Significado político y atractivo turístico del bigote
Un refrán popular sostiene que «un hombre sin bigote es como una casa sin balcón»…