En la última depuración de la bodega de objetos abandonados en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre se encontró un cuy asado en descomposición. Esta es una de las cosas más extrañas que Gabriel Espinosa ha registrado, sin dejar fuera al televisor de plasma de 32 pulgadas, que se cuentan entre los bienes que la gente dejó en la terminal de Tababela en medio del apuro o por despiste.
Espinosa es el custodio de 500 artículos que se guardan en la bodega, en el área de arribo. Semanalmente se encuentran entre 30 y 40 objetos, relata y explica que, para evitar que el espacio colapse, cada dos meses se «dan de baja» los objetos que los usuarios no reclaman: lo que está en buen estado se destina al Patronato San José o a donaciones. Los artículos que la gente más olvida, además de las maletas, son los teléfonos celulares y los cinturones.
Tampoco faltan planchas y hasta computadoras portátiles. Asimismo, hasta la bodega son trasladados los objetos retenidos en los filtros de seguridad del aeropuerto; entre otras cosas allí hay lanzas, conchas, aerosoles, piedras de moler, un tanque de combustible de moto y hasta un par de esposas románticas con un recubrimiento cuyo uso queda a la imaginación. Todos los artículos retenidos no son recuperables.
Los objetos olvidados, en cambio, pueden ser reclamados. Estos, pasan por un filtro para descartar la presencia de sustancias ilícitas. Luego se registran en una bitácora…
