Tristes, resignados y con propósito de enmienda. Así regresaron los internacionales de Madrid tras el fracaso de ser eliminados en la primera fase del Mundial 2014. El avión de Iberia 2907, procedente de Curitiba, que hizo escala en Las Palmas de Gran Canaria, antes de aterrizar en Madrid a las doce del mediodía, fue tranquilo. Salvo cuando inició el aterrizaje en Madrid y un rayo impactó en su ala derecha provocando un ruido que parecía una explosión. El comandante se apresuró a aclarar que había sido un rayo ese sonido intrigante y tranquilizó a todos los pasajeros. Entre los periodistas empezaron a hacer titulares del tipo «lo que le faltaba, a la Selección le parte un rayo», más por aplacar el nerviosismo tras el petardazo que por otra cosa. Una vez en tierra, los jugadores no salieron por la puerta donde les esperaban unos 250 aficionados con pancartas de apoyo.
Regresaron 20 internacionales ya que Diego Costa, Cesc Fábregas y Gerard Piqué iniciaron desde Brasil sus vacaciones. Durante el viaje, los jugadores apenas se dejaron ver por la parte de atrás, donde viajan los periodistas. Si se pasaron por allí Xavi Hernández y Pepe Reina. El catalán para departir con sus amigos periodistas y el madrileño-cordobés para atender a su esposa Yolanda que viajó para ver el debut de su esposo en un Mundial. La mayoría durmió a pierna suelta y alguno aprovechó para volver a echarse unas risas con «Ocho apellidos vascos», la película estrella del catálogo de largometrajes del Airbus-330 que se seguía llamando Juan Carlos I como en el viaje Washington.
Angel Villar aprovechó la obligada escala técnica en Las Palmas para hablar de relojes con Luis Uranga, uno de los delegados de la Selección, y Antonio Bustillo, director de comunicación de RFEF. Al presidente de la Federación se le notaba de un excelente humor. También se ha llevado una gran decepción con la eliminación, pero hace meses comentaba en privado que iba a ser muy difícil llegar lejos en este Mundial. Miguel Cardenal, secretario de…
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