La primera experiencia del británico James Andrews pilotando un dron con un amigo estuvo a punto de terminar en tragedia. El aparato le causó heridas en los brazos y en la mano, y estuvo a punto de hacerle perder la visión en un ojo. La BBC habló con él.
Cuando un amigo invitó a James Andrews a la playa a principios de este mes para probar su dron, no le pareció un plan muy descabellado para un sábado por la mañana.
Iba a ser la primera experiencia de James con un aparato aéreo de ese tipo y prometía diversión, pero terminó en desastre. «Todo sucedió muy deprisa. No me di cuenta de lo que podía ocurrirme realmente», le dijo James, de 43 años, a la BBC.
El británico terminó sangrando y con heridas graves por tomar las precauciones necesarias al usar el aparato.
«El dron me golpeó en los brazos y en la cara»
James, quien vive a las afueras de Radstock, una ciudad en Somerset, al suroeste de Inglaterra, había ido a visitar a su amigo a la playa de Monmouth, en el sur del país, para pasar allí el día.
Su amigo había tomando algunas clases de seguridad sobre su nuevo dron, pero era la primera vez que trataban de hacerlo volar sin ayuda de nadie más…