Katie Langan, de 33 años de edad, vivió un momento vergonzoso en el aeropuerto Heathrow, de Londres, cuando le indicaron que debía tirar las bolsas de leche materna que llevaba con ella. Todo lo que había acumulado a lo largo de 5 días ahora debía desecharlo en cuestión de segundos.
Todo sucedió cuando iba de vuelta a su hogar, en los Países Bajos y tuvo un "tropiezo" en el aeropuerto.
Para Katie fue un momento de humillación tener que explicar la autenticidad del producto, y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando el personal de seguridad del aeropuerto no la dejó ingresar con la leche materna que con tanto amor había bombeado. Cada una contenía 80 mililitros.
Lo consideró como un desprecio y una falta de respeto…