Esperar un vuelo más de lo previsto es una especie de dogma que los asiduos a los aeropuertos tendrán que cumplir al menos una vez en la vida. En la mayoría de las ocasiones, debido a problemas técnicos o en la pista. Otras, sin embargo, los motivos rayan el disparate. La última, dos pasajeros chinos que en sendos vuelos decidieron abrir la puerta de emergencia cuando el avión ya se dirigía a la pista. El primero activó el tobogán hinchable, lo que le costará a la compañía 13.000 euros. El segundo, detenido a tiempo, trató de hacer lo mismo para «tomar un poco de aire fresco».
Los animales, desnudos o la insolencia de algunos pasajeros también entorpecen el correcto y puntual discurrir de las aeronaves. Estas son algunas de las las razones más locas por las que un avión no logró salir a su hora:
Un zoo a la altura
Este verano, el aeropuerto de Palma de Mallorca se convirtió en el escenario de una carrera canina. Aunque en este caso, solo hubo un competidor. Un perro se escapó de la jaula que debía transportarle en la bodega de un avión y se dirigió a toda velocidad a la pista de despegue. Por allí deambuló hasta que, después de dos intentos, el personal de aeródromo consiguió capturar al animal ante la mirada atónita de los pasajeros. Este paseÃllo costó el retraso de tres aviones y que un cuarto sobrevolara la zona durante 45 minutos sin poder aterrizar.
Algo más lenta anduvo la estampida de tortugas que este verano cruzó la pista del neoyorquino John F. Kennedy. Cada año, entre finales de junio y principios de julio, estos reptiles parten del parque de la bahía de Jamaica -un espacio protegido junto al aeródromo- hasta alcanzar las playas que se encuentran al otro lado del asfalto para depositar allí sus huevos. Los retrasos son comunes y en numerosas ocasiones el personal tiene que acabar retirando a los animales del lugar. Esta vez se cerró una de las pistas durante una hora.
Igual de exótico fue el incidente que a principios de este año retrasó durante una hora una ruta desde La Guardia (Nueva York) a Charlotte-Douglas (Carolina del Norte). Un cargamento de cangrejos se abrió y los crustáceos acabaron campando a sus anchas por la bodega.
No por el ‘maletero’ sino en la parte posterior de la propia cabina caminaron un grupo de ratas en un vuelo de Air India este mismo año. En esta ocasión, la invasión animal no solo pudo suponer un peligro sanitario para los 200 pasajeros, sino que además los roedores podrían haber provocado un accidente de haber accedido al sistema eléctrico.
Pero nada provoca tanto pavor como una abeja zumbando demasiado cerca. Así, es comprensible el ataque de pánico que provocó todo un enjambre que invandió el remolcador de un avión que salía del Charlotte-Douglas. El personal lo tuvo difícil para templar los nervios mientras buscaban un apicultor de urgencia. Tres horas después del ataque insecto se declaró la zona «libre de abejas» y se pudo proceder al despegue.
‘Knee defender’, defensores de rodillas
Es el ‘gadget’ más polémico que se haya colado en un avión, y con razón. El ‘knee defender’ (defensor de rodillas) es un aparato que se instala en la bandeja del asiento para evitar que el que se sienta justo delante se recline. Esta treta consigue que el pasajero conserve esos pocos centÃmetros que cada vez más se han ido estrechando (hace dos décadas el espacio medio del asiento en las aerolíneas estadounidenses era de 86 centÃmetros, actualmente de 71), lo que conlleva, en la mayor parte de las ocasiones, el cabreo monumental del que no se puede tumbar.
Así ha ocurrido en varios vuelos en Estados Unidos, que más de una vez han acabado haciendo escala para bajar a los clientes conflictivos. El 24 de agosto, un trayecto de Nueva Jersey a Denver tuvo que desviarse hasta Chicago debido a la fuerte discusión entre dos hombres por un ‘knee defender’. Tres días más tarde, una ruta de Miami a París acabó en Boston para echar a otras dos personas.
Algunas de estas peleas han provocado retrasos de hasta tres horas, lo que ha llevado a compañías como United Airlines, Virgin o JetStar a prohibir expresamente el dichoso artilugio…