Viajar en avión ya no es un lujo. Hoy, volar se convirtió en algo frecuente y popular, sobre todo en los desplazamientos de larga distancia. La reducción de los precios, además, fue acompañada de una drástica disminución del espacio que esfumó definitivamente cualquier huella de glamour.
Las quejas de los pasajeros por la incomodidad que esto genera están a la orden del día: poca amplitud entre unos asientos cada vez más estrechos y butacas desalineadas con las ventanillas que en ocasiones apenas permiten contemplar el paisaje.
¿Quién es el culpable de este último detalle? Contra lo que podrías imaginar, el responsable no es el constructor del avión, sino la aerolínea.
Es que el fabricante construye las aeronaves con una posición de asientos que concuerda perfectamente con las ventanas.
En su diseño se tienen en cuenta una serie de recomendaciones relacionadas con el espacio. Sin embargo, son las aerolíneas las que, por cuestiones económicas, optan por filas adicionales o butacas más estrechas, según si se busca una mayor rentabilidad de los vuelos.
Cuestiones económicas
Los motivos que llevan a realizar estos cambios están abordados en el canal de Youtube Today I Found Out («Hoy he descubierto que…»), de Simon Whistler…