Es probable que, cuando visites un nuevo lugar, hayas notado que el vuelo de ida no tarda lo mismo que el de regreso. La situación es aún más notoria cuando el viaje consta de trayectos largos, pues aumenta la diferencia de tiempo. Esto se debe a un efecto climatológico presente en el aire.
No es tan complicado notarlo. Si revisas los itinerarios de vuelos de diversas aerolíneas, notarás, por ejemplo, que viajar de Madrid a Nueva York puede tardar 8 horas con 20 minutos. Sin embargo, retornar a la capital española tomará una hora menos. Es decir, volar de oeste a este toma menos minutos.
Pero, ¿a qué se debe? Esta peculiar situación es causada por un fenómeno atmosférico que se conoce como la corriente de chorro o Jet Stream.
Se trata de un flujo de aire capaz de atravesar el planeta y alcanzar altas velocidades. En total son cuatro las corrientes de este tipo que fluyen por la tierra, dos en el hemisferio norte y dos en el sur. De este modo, el vuelo se ve afectado cada vez que el avión alcanza los 32,808 pies de altura.
La dirección correcta
En una entrevista para el diario La Vanguardia, Alfonso de Bertolano, piloto de Air Europa, explicó que esta corriente siempre se dirige hacia el este. El efecto es capaz de alcanzar velocidades de 186 millas por hora, por lo que facilita el recorrido del vuelo. Por el contrario, si el destino queda al oeste, la nave no podrá gozar de este impulso natural.
El chorro de aire no solo supone un ahorro de tiempo para el viajero, sino también de combustible y mantenimiento para cada aerolínea. Esto ya que, luego de un cierto período en el aire, el avión habrá ahorrado una gran cantidad de horas de vuelo y la compañía podrá aplazar los costosos mantenimientos de la nave…