Las bodegas de los aviones no son sólo para las maletas. En su interior albergan vinos de altos vuelos, que ponen el acento a menús en muchos casos gourmet. Privilegios de business y primera clase que hacen más llevaderos los viajes trasatlánticos o, por lo menos, los de más de dos horas de duración. Saber beber es vivir mejor.
Los franceses no se cortan a la hora de anunciar que su propuesta a bordo corre a cargo de Paolo Basso, reconocido en 2013 como el mejor somelier del mundo. Junto a Bettane + Desseauve, autores de la Guía de los Vinos de Francia, se encargan de seleccionar los vinos y champagnes que mejor representan al país y se ajustan a los menús de la carta, también de alta cocina, para La Première. Manteniendo alto el estandarte de Francia como exquisito productor de vinos, los vuelos de su aerolínea estrella son su mejor escaparate.
Bollinger La Grande Année Rose Brut 2004El champagne de bienvenida a la primera clase es un auténtico lujo de color rosa con brillo de oro viejo, signo indiscutible de su madurez. Opulento, con cuerpo y textura fina, 6% de Pinot Noir y 34% Chardonnay, además de notas de especias exóticas, ruibarbo y fruta de hueso, con burbujas poderosas pero suaves, ofrece un final que se queda en la boca desde 147 euros.
LATAM
Los viajes a Latinoamérica en preferente son un buen momento para ampliar el abanico de buenos vinos que ofrece el continente. Los viñedos del cono sur son protagonistas en la carta de los vuelos transoceánicos de la compañía aérea con sede en Santiago de Chile. Q ClayLas bodegas de Viña Bisquertt se encuentran a 32 kilómetros del océano Pacífico, aprovechando para sus uvas el fantástico microclima mediterráneo previo a la cordillera andina.
Q Clay es un buen ejemplo de los vinos de la costa chilena, único gracias a su mezcla de uvas, 75% Syrah y 25% Cabernet Sauvignon, y a la calidad arcillosa del suelo. Amplio, largo y firme en boca, se disfruta su larga y placentera persistencia, perfecto acompañante de carnes rojas con sabores intensos por 33 euros…
