En El Calafate, un avión sin motor volando hasta el mismo borde del espacio marcó un nuevo récord mundial, publicó La Nación.
El martes pasado, un aeroplano alcanzó los 66.000 pies de altura (unos 20 kilómetros), rompiendo el récord que el año pasado se obtuvo en el mismo lugar, aunque con otro equipo al comando.
Un piloto español y otro estadounidense fueron los que esta vez lograron recorrer esta distancia en un avión sin motores.
Pudieron hacerlo gracias a un fenómeno meteorológico que se da en el sur de país: por un lado, las ondas de montaña y, por el otro, el chorro polar, que permiten surfear en corrientes de aire únicas que se dan en la cercanía de los polos.
El llamado “proyecto Perlan”, llegó a El Calafate el 25 de julio pasado y permanecerá hasta el 15 de septiembre, en busca de un nuevo ascenso y récord. Todos los días, dos equipos metereológicos, uno en Estados Unidos y otro en el hangar de El Calafate, evalúan las condiciones climáticas para poder hacer el ascenso.
El piloto Morgan Sandercock había logrado alcanzar los 62.500 pies, el domingo pasado, el récord que fue superado.
Intentando explicar cómo se mueve el planeador sin motores, Miguel Ángel Irtumendi contó a La Nación: «Imagínate que soplas contra una pirámide que tiene una pluma en la punta: ese viento hará que suba la pluma». Irtumendi es un español de 47 años que fue el copiloto del equipo que batió el récord. Lo hizo junto al estadounidense Jim Payne.
El avión con el que fueron noticia se llama Perlan II y tiene una cabina presurizada diseñada para llegar a los límites con el espacio. Tiene alas de planeador para poder volar en menos del 3% de la densidad del aire normal y a temperaturas de menos 70° C, condiciones que se aproximan a la superficie de Marte.
El día del récord
El martes 28 de agosto, un avión remolcador llevó a los pilotos hasta los 13 kilómetros de altura y, desde ahí, comenzaron a introducirse en la estratósfera. «Ahí se crean unas olitas y las vas tomando», explicó Irtumendi, quien confesó haber sentido “mucha ilusión” al batir el récord.
El próximo objetivo inmediato será tratar de llegar hasta los 28 kilómetros, si lo permite el clima y no llueve.
No sólo van en busca de batir nuevos récords, sino que también realizan estudios de climatología. Están analizando la capa de ozono e investigando para intentar entender cómo las ondas de montaña influyen en el clima a nivel mundial.
Llevan también en el avión se llevaron experimentos de diversas universidades para ser probados. Uno de ellos es de la Universidad Técnica Nacional (UTN). «Queremos también intentar que los estudiantes se interesen por las ciencias, matemática, ingenierías. Que vean que aún se pueden hacer cosas y no está todo hecho”, agregó Irtumendi…