Para aquellos cuyas vidas giran entorno a la música y a las vulnerables piezas de madera y metal, no hay cosa más terrible que ver un costoso e indefenso instrumento desaparecer en una cinta de equipaje de aeropuerto.
Y las historias de horror abundan. Un músico facturó su violonchelo, con 75 años de antigüedad y valorado en más de USD 45,000. Pero llegó a destino con el mástil roto porque los operarios colocaron encima de él unas bolsas de golf.
Otro destacado solista alemán dijo que los empleados del aeropuerto habían maltratado la caja de su violonchelo. Después de su vuelo, encontró su arco, valorado en USD 20,000, roto por la mitad.
Un estudiante de la Universidad Estatal de la Florida que volaba hacia Tallahassee también encontró unas astillas de madera en el lugar donde debía estar su instrumento.
Y hay muchas historias como estas. Eso ha provocado que muchos músicos se apliquen la siguiente ley no escrita: Nunca dejes tu instrumento a una aerolínea…