Nadie sabe bien cómo ni cuando, pero alguien se las ingenió para dibujar dos rostros y escribir «Bye Bye» (adiós) en la parte trasera del fuselaje de un Boeing 747. Cuando detectó la irregularidad en el Aeropuerto Internacional de San Francisco, parte de la tripulación de United Airlines comunicó a las autoridades que no estaría al frente del vuelo con destino a Hong Kong.
Ante la insistencia de la empresa, los empleados aceptaron viajar sólo en el caso de que todos los pasajeros, que ya estaban a bordo de la aeronave, fueran evacuados y se realizara una inspección total. Pero los directivos también rechazaron esa posibilidad, porque no estaban dispuestos a tolerar más demoras.
Además, aseguraban que esos dibujos no suponían ninguna amenaza real, y que el protocolo de seguridad no había sido vulnerado. Hasta los pilotos y los mecánicos insistían en que el avión era seguro.
Pero los 13 empleados se negaron a subir, lo que obligó a la empresa a cancelar el vuelo. A los pocos días del incidente, ocurrido el 14 de julio pasado, todos recibieron el telegrama de despido.
Esta semana presentaron una demanda judicial contra United. Sostienen que su desvinculación fue ilegal, ya que están autorizados a negarse a viajar si hay alguna violación de las normas de seguridad de la compañía, y reclaman su inmediata reincorporación.
La aerolínea dijo en declaraciones a Reuters que está absolutamente convencida de la decisión que tomó y que así lo expondrá ante la Justicia. Según una investigación interna que realizaron, no había ninguna amenaza seria en ese vuelo, de modo que los empleados se negaron a trabajar sin causa…