Skyline, cafetería con vista panorámica al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), celebrará su segundo aniversario acercando a los mexicanos al mundo de la aviación.
La cafetería, ubicada en Calle 28, número 4, colonia Federal en la Ciudad de México, resguarda una de las mejores vistas hacia la terminal dos del AICM. Recibe alrededor de 6 mil 400 personas cada mes, de las cuales el 15% son clientes cautivos, y el resto son personas que visitan el lugar por primera vez, de los cuales el 5% son personas que trabajan en la industria aeronáutica.
“Mi abuelo siempre quiso que se pusiera una cafetería en la parte superior de la escuela, aprovechando la altura y la vista con la que contábamos. En un inicio se abrió pensando en que fuera la cafetería para la escuela, por lo que el tamaño, la distribución, el mobiliario y el menú se hicieron pensando en Aeronacional”, comentó Alfonso González Ortega, gerente general de la cafetería.
En entrevista con A21, Alfonso comentó que Skyline inició en la mente de su abuelo, Antonio Ortega Rosas, fundador de la escuela de vuelo Aeronacional, quien tenía el sueño de ver algún día un espacio en el que se compartiera una de sus pasiones, la aviación.
Con vista directa a las pistas, Skyline es uno de los mejores lugares desde los cuales se puede disfrutar del aterrizaje y despegue de aeronaves.
Alfonso es licenciado en gastronomía, y relata que al finalizar su carrera se presentó la oportunidad de materializar la idea de su abuelo, quien desafortunadamente falleció cuando el espacio se encontraba apenas en construcción.
“Poco antes de inaugurarla tuve la idea de poner un acceso externo al público y se mandó a hacer la escalera de afuera. Al principio estábamos llenos con nuestros alumnos y poca gente nos conocía. Aun así, empezaron a venir de otras escuelas y se dieron a conocer las instalaciones. Después de 3 meses ya estábamos rebasados”, dijo.
Fue en ese mismo periodo cuando varias personas, sobre todo pilotos, pedían permiso para subir a la azotea para observar los aviones, y conforme fue creciendo esa demanda, decidió realizar una nueva inversión destinada a la construcción del roof garden. A partir de ese punto empezaron los trabajos de expansión, instalando mesas y abrieron el mirador al público.
“Hemos evolucionado y crecido muchísimo en estos dos años. La empresa de fotografía Canon se acercó a nosotros al darse cuenta de que había muchos “spotters” y organizamos un evento especial donde la gente pudo tomar un curso gratuito y probar las diferentes lentes mientras tomaba fotografías”.
“Al principio tuvimos miedo de que no funcionara, sobre todo por la inversión que acabábamos de hacer, y es que el equipar una cafetería, o en general cualquier establecimiento para comida es muy caro, pero en el segundo mes nos dio la sorpresa de estar siempre llenos, y para el tercero ya no cabíamos. Entre los clientes de la escuela y la gente que venía de fuera ya era demasiado, al punto de que los sábados y domingos teníamos gente haciendo fila por una mesa”, recordó Alfonso.
Una parte difícil de llevar Skyline, dijo Alfonso, ha sido el tema de los permisos, ya que, entre la escuela y la cafetería se realizan entre 5 y 6 revisiones anuales, referentes a temas de protección civil, salubridad y otras instancias…
