Christine Flynn, que estaba esperando su vuelo a Newark desde Toronto, se encontró con una situación inesperada cuando un hombre judío ortodoxo se acercó a su asiento.
«Él vino por el pasillo, nunca me miró, simplemente se dio vuelta y le pidió al hombre de la otra fila cambiar el lugar porque no quería sentarse a mi lado» dijo Flynn.
Después de que este pasajero se negó a cambiar asientos, el hombre le preguntó a un pasajero en la fila de atrás si podía cederle el asiento, aunque luego fue una azafata quien finalmente encontró un lugar para el hombre.
«Podría haber hecho un pedido anterior, o alguna solicitud, pero me trató con desprecio y quiso en un momento que yo me vaya de mi lugar" continuó la mujer canadiense.
Ella dijo que quería una disculpa por parte de la aerolínea: «Realmente debería haber una política en torno a esto. Yo no debería tener que moverme porque alguien tiene un problema con mi útero» ironizó.
Un portavoz de la aerolínea confirmó la situación existió, pero dijo que la asistente de vuelo «hizo todo lo posible para gestionar la situación de la manera más eficiente y razonablemente posible, a fin de evitar una demora innecesaria».
Al respecto, el rabino Rubén Poupko, presidente del Centro de Israel y Asuntos Judíos canadiense, dijo en un comunicado que existe «una pequeña minoría dentro de la comunidad ortodoxa que considera religiosamente prohibido sentarse al lado de una persona del sexo opuesto a menos que sea pariente», intentando alejar la polémica…