El titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Tomás Insausti, habló del estado del sistema aeronáutico, su nivel de seguridad y las políticas públicas destinadas al sector. Denunció que en diciembre de 2015 el Gobierno de Cambiemos se encontró con una gran obsolencia en la infraestructura aeroportuaria y con un sistema aeronáutico al que no se le prestaba atención.
“La situación era mala porque estaba dejada. Hasta 2016 la política aérea era que no se volara, que no era importante volar. Entonces lo que nosotros hicimos, por iniciativa del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y el presidente, Mauricio Macri, fue empezar con la Revolución de los Aviones. Más allá del aspecto aerocomercial, ella implica más inversión, fiscalización y modernización”, manifiesta.
-¿Cómo trabajan para mejorar la seguridad operacional en la aviación general?
-Tiene que ver con tener buenos controles aleatorios, porque no podés controlar el 100 % de los aviones privados y los LAD (lugares aptos denunciados, o pistas privadas). Esto no es un Estado policía. También tiene que ver con tener una normativa clara y poner sanciones importantes cuando encontrás a alguien que hizo algo mal. Nosotros cerramos las escuelas cuando vemos que hacen disparates. Y algo que ayuda mucho es crear conciencia. Se nos ocurrió, y está dando muy buen resultado, mandarles recomendaciones de seguridad a todos los pilotos. Si vos sos piloto, cada dos semanas te llega un mail de la ANAC que dice: “che, acordate de hacer el chequeo, mirar el avión, tener todos los papeles al día”. Además, tenemos talleres de seguridad operacional para las escuelas de aviación, algo que antes no había. Entonces es un poco de todo y ahí siempre hay mucho por hacer. Lo que pasa acá es que estamos trabajando todo el día, pensando en cómo cuidar y mejorar todo el tiempo la seguridad operacional. La clave es esa: estar avocados al 100 %.
-¿Cómo recibieron la seguridad operacional a fines de 2015?
-No quiero hablar del pasado, pero la verdad es que nos dieron una Argentina con un espacio aéreo obsoleto y mal diseñado. Iba más allá de la seguridad operacional. Argentina estaba quedada, todo el mundo sabe que estaba muy atrasada en inversiones aeroportuarias y en todo lo que tiene que ver con los servicios de tráfico aéreo y los radares, y que había una insuficiencia de infraestructura muy importante. Antes, en la práctica, había una sola línea aérea, porque aunque además de Aerolíneas Argentinas estaba Latam, a esta primero la dejaban operar más o menos y después la trataron de sacar. Entonces la seguridad operacional reflejaba lo que pasaba en Argentina: era un país con pocos vuelos, mal conectado y con poca inversión y un monopolio. Aunque yo diría que la situación nunca fue demasiado estrepitosa, sobre todo porque siempre hubo buenos técnicos y buenos pilotos.
-¿Qué cambios hicieron ustedes?
-Un cambio muy importante fue la creación de la EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea). Hasta el 2016 la ANAC, que tiene que ser una autoridad, prestaba el servicio de control del tráfico aéreo, pero ese año pasó a prestarlo una empresa estatal. Entonces ese fue un paso muy saludable, adaptado del modelo canadiense. Es algo que se hablaba desde antes, había habido proyectos, pero nunca se había hecho. (N. del R.: en rigor de verdad, el Congreso sancionó la ley 27.161 de creación de la EANA el 15 de julio de 2015 y la ex presidenta Cristina Kirchner la promulgó el 29 de ese mes. Aunque la empresa recién empezó a funcionar el 1 de agosto de 2016, ya durante la Administración de Macri). Y después hemos hecho un montón de cosas. Hemos cambiado directores, porque trajimos gente con muchísima experiencia en el sector, y hemos hecho las inversiones que había que hacer y nunca se habían hecho, desde los equipos de aviación hasta la infraestructura aeroportuaria…