Bernardo Botella, director global de Ventas de Air Europa, visitó la Argentina y recibió al diario LA NACION, en medio de una gira por América Latina, que incluyó Uruguay y Brasil, con el propósito de reunirse con los equipos y con los clientes, repasar los números y dar rienda a nuevos planes de negocio. Botella lleva una posición que podría ser idealizada por quienes aman viajar, pero que esconde muchas horas de trabajo detrás. “Me encanta viajar, pero se disfruta más cuando uno tiene más tiempo”, admitió.
Air Europa -referente del mercado español junto con Iberia- llegó a la Argentina en 2007, cuando inauguró la ruta Buenos Aires-Madrid. Casi una década después, expandió sus operaciones con la apertura de la ruta Córdoba-Madrid. Y más recientemente, en el último lustro, encaró una estrategia de reposicionamiento que le permitió establecerse como una marca de alto estándar. Tras la caída de las ventas registrada el año pasado, desde la aerolínea apuntan a la reactivación y ya perciben un nuevo pulso en el mercado, teñido por una política de cielos abiertos y de apertura de la competencia.
-¿Cuáles fueron los resultados de Air Europa en 2024?
-En 2024, la compañía batió los resultados de 2023. En el 2023, registramos beneficios por 105 millones de euros (libre de impuestos), mientras que el año pasado superamos los 110 millones de euros. Fue el mejor año de la historia de la compañía. La cifra de negocio global del último ejercicio se elevó por encima de los 2900 millones de euros, con un número total de pasajeros que trepó por encima de los 12 millones.
-¿Cómo fue el negocio, más allá de la facturación?
-En 2024 crecimos en rutas y en frecuencias. A mitad de año, por ejemplo, abrimos una ruta desde España a Venecia; y tuvimos muchos altibajos con la conexión con Tel Aviv, como consecuencia de la guerra, que si bien tuvimos que cerrarla ya está recuperada. A nivel regional, concretamos una operación muy importante, que fue el desdoblamiento de Córdoba y Asunción: hasta entonces, la ruta que conectaba Córdoba con España incluía una parada técnica y comercial en Asunción. Ya con la demanda suficiente, hoy tenemos tres vuelos directos semanales e incorporaremos un cuarto en junio.
-¿Qué lugar ocupa América y particularmente la Argentina dentro del negocio de Air Europa?
-América representa aproximadamente el 37% de la facturación de la compañía. Históricamente, la Argentina se ubicaba dentro de los principales mercados: junto con Estados Unidos se alternaba en la primera posición. Sin embargo, como consecuencia del ajuste que hubo en la economía y la devaluación, las ventas en el país se redujeron en torno al 40% el año pasado. La Argentina pasó de ser el primero o el segundo al tercero o cuarto mercado en importancia, dependiendo del mes. Hoy, el negocio ya comenzó a recuperarse y esperamos que vuelva al sitio que le toca; por distancia y por importancia, la Argentina fue tradicionalmente el mercado más importante de la región. Nuestra conexión con América incluye dos destinos en Estados Unidos, dos en Colombia, dos en Brasil, y dos en la Argentina. En 2024, transportamos más de 3,1 millones de pasajeros, lo que representó una suba interanual de 8%, con porcentajes de ocupación en torno del 91%.
-¿Cuáles fueron las claves de la estrategia de marketing que desplegaron cinco años atrás para levantar la imagen de la compañía?
-Partimos de un estudio que realizamos, tanto en la Argentina como en otros países de la región, para conocer la presencia de nuestra marca en la cabeza del consumidor. Esto nos arrojó que, si bien en España teníamos una imagen muy fuerte, en América nuestra imagen era más débil y el posicionamiento del producto era más bajo del que realmente ofrecemos. A partir de ello, establecimos una estrategia que contempló qué comunicar y cómo. Hicimos foco en la comunicación de la flota que utilizamos -la más moderna y sostenible de la región- y la alianza que hicimos con el chef Martín Berasategui para la gestión de la gastronomía. Así, logramos posicionar la marca en un estándar muy alto. Fue un gran trabajo.
-¿Cuáles son sus proyecciones para 2025?
-Este año incorporaremos tres aviones de largo radio -aquellos que pueden volar grandes distancias sin necesidad de repostar combustible- y cuatro de corto radio, que se sumarán a los 26 que tenemos de cada tipo. Por otro lado, en materia de actividad transatlántica, incrementaremos a siete las frecuencias semanales de Madrid con Medellín, Panamá, Asunción y Nueva York durante el verano. Reforzaremos la operación desde la capital española con Cancún y Punta Cana, llevándola a cinco frecuencias semanales. Y estableceremos vuelos directos con Quito y Guayaquil desde Europa, activándose tres semanales con cada una de ambas ciudades ecuatorianas. Otro punto interesante para el cliente argentino es que abrimos una nueva ruta a Estambul, que ofrece muy buena conexión con los vuelos entre Madrid y Buenos Aires. Para el verano, prevemos también la reapertura de rutas a destinos un poco más exóticos, como Túnez y Marruecos. Esto se suma a la oferta que conecta grandes ciudades europeas, como París, Londres, Ámsterdam y Frankfurt.
-¿Cómo impacta el contexto político y económico en el negocio de ustedes?
-El primer impacto fue muy fuerte, porque hubo una pérdida de poder adquisitivo muy generalizada que derivó en una gran baja de ventas. En este contexto, vimos también un desvío de ventas hacia el exterior, a países como Estados Unidos y Perú. Es decir, la ruta que conecta a la Argentina con España no exhibió un mal resultado, sino que los clientes pasaron a adquirir esos billetes desde cuentas en dólares en el extranjero. Ahora, vemos que la inflación está empezando a ponerse a raya y que la demanda viene nuevamente creciendo.
-A mediados del año pasado, el Gobierno autorizó vuelos de cabotaje con aviones y tripulaciones extranjeras. ¿Analizaron prestar también este servicio?
-Air Europa es una compañía muy centrada en la conexión con Europa y, estratégicamente, para nosotros, el traslado de aeronaves para hacer vuelos de cabotaje no resulta un movimiento interesante. No está dentro de nuestro paradigma de empresa ni lo analizamos. No obstante, creo que la liberalización de los vuelos siempre es positiva para el consumidor. En Europa, hay una política de cielos abiertos y una infinidad de compañías low cost que dan servicio; hay una competencia brutal, que lleva a que los precios de los vuelos sean muy económicos.
-¿Cuáles son los principales desafíos de la industria y de la compañía?
-Estamos en un momento en el que hay un poco de incertidumbre respecto de la cotización entre el euro y el dólar [desde finales del año pasado, el euro viene en caída y se acerca a su nivel más débil en dos años]. Nosotros obtenemos buena parte de nuestros ingresos en euros y pagamos muchos gastos en dólares, por lo que la relación entre las monedas impacta directamente en nuestro negocio. Por otro lado, lo que suceda en torno al precio y a los aranceles sobre el petróleo también nos puede impactar: el 25% de nuestros gastos corresponden a combustible. Se trata de efectos externos, para los que tenemos que estar preparados…