Tras los compromisos adquiridos por las naciones en el Acuerdo de París, suscrito en 2015, el principal dilema ha sido cómo conjugar el crecimiento económico mientras se lucha por contrarrestar los efectos negativos de las actividades productivas en el cambio climático.
A pesar de que los países no adquirieron los mismos compromisos (principalmente porque no todos emiten la misma cantidad de emisiones contaminantes), Colombia se comprometió a reducir sus emisiones a 169,7 millones de toneladas de dióxido de carbono estimado para 2030 y ser carbono neutral para 2050.
Dicho esto, el Massachussetts Institute of Technology, MIT, en alianza con Latam Airlines y Airbus realizó un estudio sobre el panorama de la aviación en términos de su impacto en la emisión de gases de efecto invernadero y las alternativas sostenibles.
Partiendo del hecho de que la industria emite 2% del total de emisiones de GEI, una de las alternativas que ha venido tomando fuerza es el uso de combustibles sostenibles para la aviación (SAF por sus siglas en inglés). Este tipo de combustibles provienen de diversas fuentes naturales como la caña de azúcar, semillas de mostaza e incluso, aceite de palma.
Sergey Paltsev, director del Programa del MIT sobre la Ciencia y la Política del Cambio Global, es cauteloso frente al futuro cercano del uso de alternativas sostenibles aunque la institución también estima que los costos de los combustibles tradicionales tenderán a incrementarse mientras que los de SAF se reducirían.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero son mayores que las registradas antes de la pandemia”, apuntó Paltsev. Así mismo, la producción de este tipo de combustibles aún no despega en razón de que los costos de producción siguen siendo altos por la alta demanda de insumos para su producción.
Ahora bien, las estimaciones de la institución educativa prevén que los precios mínimos de venta de combustible serán más competitivos en las alternativas sostenibles que las de combustibles tradicionales como el diésel o la gasolina; para los tradicionales, el costo se ubicará por encima de US$2,2 por litro mientras que el de combustibles SAF alcanzará US$1,5 por litro a medida que se consolide la producción.
Siguiendo esta línea, Colombia ya cuenta con dos fuentes potenciales de combustibles SAF para su futura producción, la caña de azúcar y el aceite de palma y, según Paltsev, podría convertirse en un productor.
“La oferta de ETJ (etanol), a base de caña de azúcar y de Hefa (a base de aceite de palma), en Colombia y Ecuador se presentan como oportunidades prácticas para el desarrollo de combustibles aéreos sostenibles”, estima el académico.
Las previsiones realizadas por el MIT apuntan a que los costos de producción de plantas maduras de biocombustibles podrían ubicarse en US$1,50 por litro mientras que para Ecuador variarían en el rango de US$1,30 y US$1,50 por litro…