Luego de cuatro años de construcción, el 10 de diciembre de 1959, se inauguró en Bogotá el Aeropuerto Internacional El Dorado. Con esta terminal aérea se reemplazó el Aeropuerto de Techo, primer aeródromo de la capital nacional.
Desde entonces, este ha venido creciendo y demandando ajustes en su infraestructura u operación que le permitan ser mucho más eficiente, pero a la fecha el Gobierno no ha definido qué proyecto se ejecutará para dicho fin.
Con 32,7 millones de pasajeros movilizados en 2018, dato que seguiría creciendo a grandes ritmos en los próximos años, ya ha habido propuestas sobre la mesa que buscan solucionar la creciente demanda.
Entre estas hay una que incluye construir una nueva terminal en Madrid (Cundinamarca) o, incluso, en Tocancipá. Otra es un estudio en el que Odinsa (concesionaria a cargo de la operación de El Dorado) le plantea a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) una nueva etapa de ampliación de la terminal actual.
INICIATIVAS RECIENTES
El 18 de noviembre, la Aeronáutica Civil y el Ministerio de Transporte informaron que daban inicio al plan piloto que busca optimizar las operaciones, mediante el ajuste de los horarios en las noches y madrugadas.
El plan que iría hasta mediados de 2020, busca evaluar el comportamiento del ruido en las zonas aledañas al aeropuerto para flexibilizar los horarios y mejorar sus operaciones, en beneficio de los viajeros.
En su momento, Juan Carlos Salazar, director de la Aeronáutica Civil dijo que con base en la proyección 2030, “debemos prepararnos para movilizar el triple de los pasajeros y el doble de la carga aérea en el país”.
Para la industria aeronáutica, la iniciativa es acertada, pero esta debe ir de la mano de otros proyectos como por ejemplo, la contratación de más controladores aéreos y la ampliación de la terminal aérea, entre otros…
