En una actualización sobre la respuesta del sector al brote del COVID-19, la Organización Mundial del Turismo (OMT) ofrece una primera evaluación que apunta a una disminución de las llegadas internacionales y de los ingresos en 2020. Las medidas de salud pública deben aplicarse de manera que se reduzca al mínimo toda disrupción innecesaria para los viajes y el comercio. Desde el inicio del brote, la OMT ha colaborado estrechamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para velar por que así ocurra.
La Organización Mundial del Turismo ha revisado sus perspectivas de 2020 para las llegadas de turistas internacionales a un crecimiento negativo de entre el 1% y el 3%, lo que supone una pérdida estimada de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares de los EE.UU. en ingresos procedentes del turismo internacional. Antes del brote del COVID-19, la OMT había previsto un crecimiento positivo de entre el 3% y el 4% para este año.
En esta primera evaluación se espera que Asia y el Pacífico sea la región más afectada, con una caída prevista de las llegadas de entre el 9% y el 12%. En la actualidad, las estimaciones para otras regiones del mundo son prematuras, habida cuenta de la rapidez con que evoluciona la situación. La OMT subraya que cualquier estimación debe tratarse con cautela y es probable que sea actualizada.
Prepararse para la recuperación
La OMT pide apoyo financiero y político para las medidas de recuperación destinadas al turismo y que el apoyo al sector se incluya en los planes y medidas de recuperación más amplios de las economías afectadas.
La incidencia del brote del COVID-19 se hará notar en toda la cadena de valor del turismo. El Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili, subraya además que «las pequeñas y medianas empresas constituyen alrededor del 80% del sector turístico y están particularmente expuestas, siendo millones las personas, muchas de ellas en comunidades vulnerables, para las que el turismo es su medio de vida»…